en zh es ja ko pt

Volumen 65, Número 5septiembre/octubre 2014

In This Issue

National Arab Orchestra toca las notas correctas // Texto de Piney Kesting, fotografías y video de Ryan Garza
Michael Ibrahim, director y fundador de la NAO (derecha) y el coro de estudiantes de Building Bridges through Music en la gala del 31 de mayo en el Detroit Music Hall (abajo), que se inauguró en 1928 y en la actualidad es la sede de la NAO

La sala de conciertos Detroit Music Hall (abajo a la derecha) se inauguró en 1928 y en el presente es la sede de la NAO.A veces una canción puede cambiar una vida. En este caso, 20 vidas. El 31 de mayo, en el histórico Music Hall Center for the Performing Arts del centro de Detroit, Michigan, ante una multitud que colmaba la sala en espera del concierto anual de la Orquesta Nacional de Música Árabe (National Arab Orchestra, NAO), el director musical Michael Ibrahim presentó un anuncio ante el público. Según explicó, el otoño pasado la orquesta recibió una subvención de la fundación John S. and James L. Knight Foundation para iniciar un programa extracurricular denominado Construyendo puentes a través de la música (Building Bridges through Music). El propósito de este programa es enseñar música árabe en las escuelas públicas de vecindades de bajos recursos.

Esta noche podrán disfrutar de los resultados de este programa inaugural con estos maravillosos jóvenes estudiantes de la escuela Woodward Academy”, dijo Ibrahim, luego dio la vuelta para ver al coro: 20 alumnos del cuarto al octavo año escolar se alineaban con timidez sobre los podios colocados detrás de los músicos. La mayoría de ellos nuca había estado sobre un escenario, y mucho menos había cantado con una orquesta profesional. Ibrahim levantó la batuta y los estudiantes iniciaron una vivaz interpretación de “Zuruni”, una balada clásica del Líbano que cantaron por completo en árabe. El público estalló en aplausos y se puso de pie para brindar una ovación a los estudiantes durante su función. La segunda pieza musical fue el éxito contemporáneo “Happy”, de Pharell Williams, que interpretaron con los arreglos para instrumentos árabes incorporados por Ibrahim y con el acompañamiento de las propias manos y movimientos de baile de los estudiantes. 

“Casi me pongo a llorar cuando la cantaron”, recuerda Sachi Yoshimoto, una violinista de Los Ángeles que toca con la NAO desde el año 2012. “La actuación de estos estudiantes fue una verdadera inspiración que nos conmovió a todos, tanto al público como a la orquesta”. La violinista no olvida su ascendencia japonesa, y agrega: “Contemplar a esos niños afroamericanos mientras cantaban ‘Zuruni’ con tanto talento y alegría me hizo sentir orgullosa de estudiar música árabe y de mantener vivo ese patrimonio, sin ser de origen árabe. Este tipo de intercambio cultural es precisamente el motivo por el que quise tocar con la orquesta”. 

El percusionista Sam Parsons opina que la brillante actuación de los estudiantes fue “una de esas experiencias que caracteriza a una persona”. Parsons, un músico especializado en jazz, toca con la NAO desde 2011, cuando aún estudiaba en la Universidad de Michigan. “Cuando los estudiantes de la escuela Woodward Academy entraron al escenario, se reavivó en mí la misma emoción que sentí las primeras veces que toqué con la orquesta”, afirma. “Fueron increíbles”.

“Desde el principio mi meta ha sido crear una orquesta profesional de tiempo completo y también una escuela de música árabe”, explica Ibrahim (abajo). Entre los tres cantantes que participaron en el programa del 31 de mayo de la NAO estaba Aboud Agha (arriba), cuya primera función fue como adolescente en Siria.  
“Desde el principio mi meta ha sido crear una orquesta profesional de tiempo completo y también una escuela de música árabe”, explica Ibrahim (abajo). Entre los tres cantantes que participaron en el programa del 31 de mayo de la NAO estaba Aboud Agha (arriba), cuya primera función fue como adolescente en Siria.  

Michael IbrahimLas historias de Building Bridges through Music y de la NAO comienzan con Michael Ibrahim. Ibrahim, un estadounidense de origen sirio de 30 años de edad que nació y creció en Sterling Heights, Michigan, comenzó a estudiar el ‘ud o laúd árabe cuando apenas tenía 10 años y poco después descubrió su pasión por la música clásica árabe. En el año 2009, mientras aún estudiaba en la universidad Eastern Michigan University, formó su primer conjunto, un takht (conjunto de cámara árabe tradicional) formado por siete estudiantes de música que tocaban el ’ud, el violín, el qanun, el riqq y el nay (cítara, pandereta y flauta de caña árabes, respectivamente). Ese mismo año formó la Orquesta de Música Árabe de Michigan (Michigan Arab Orchestra) que hacia el año 2011 no solo incluía el takht original sino también un coro de la comunidad árabe también formado por Ibrahim. Victor Ghannam, un famoso músico estadounidense de origen árabe que suele componer música para la televisión, tocó con Ibrahim desde el primer día. “Eso lo sentí directamente en el corazón”, explica Ghannam. “¿Hay algo mejor que conservar nuestro patrimonio?” 

En enero la orquesta se cambió de nombre a National Arab Orchestra para mostrar su enfoque en la educación y su presencia a nivel nacional. El 24 de enero, tuvieron su primer concierto con el nuevo nombre en la sala de conciertos Atlanta Symphony Hall de Georgia. La violinista Katie van Dusen considera que el nuevo nombre “refleja mejor nuestra identidad actual, pues llegan músicos de todo el país, y a veces de otros países, para tocar con la orquesta”.

Uno de estos músicos, el compositor y violinista de Austin, Texas, Roberto Riggio, comenta que la orquesta le da la oportunidad de practicar y crecer como practicante de música árabe, mientras que al mismo tiempo “es fantástico además ver que la NAO hace un esfuerzo intencional por avanzar y reafirmar el intercambio cultural como un propósito explícito”.

“Cuando formé esta orquesta hace cinco años, desde un principio mi meta era crear una orquesta profesional de tiempo completo y también una escuela de música árabe”, explica Ibrahim. “No tenemos eso, lo necesitamos y podemos mantenerla. Si el arte y la cultura árabes han de salvarse”, agrega, “será en este lugar”, en referencia a los Estados Unidos. “Necesitamos conservar esta música e insuflarle vida nuevamente”. Puesto que él mismo es un talentoso músico con un prestigio cada vez mayor como un innovador director de música, fue fácil para Ibrahim atraer a músicos talentosos, diversos y apasionados. Sin embargo, fue más difícil tocar las notas correctas en el momento de crear y financiar un programa educativo. “En general, los músicos no son buenos para los negocios”, confiesa.

“Es fantástico ver que la NAO está haciendo un esfuerzo intencional por reafirmar el intercambio cultural como un propósito explícito”, explica el violinista y compositor Roberto Riggio, que viaja desde Austin, Texas, para tocar con la orquesta. 
“Es fantástico ver que la NAO está haciendo un esfuerzo intencional por reafirmar el intercambio cultural como un propósito explícito”, explica el violinista y compositor Roberto Riggio, que viaja desde Austin, Texas, para tocar con la orquesta. 

Luego se introdujo en la historia Moose Scheib, un joven emprendedor líbano-estadounidense de 34 años de edad que vivía en la cercana ciudad de Dearborn. Scheib, egresado de la Escuela de Derecho de la Universidad de Columbia, había fundado la empresa Mizna Entertainment, que en el año 2007 produjo los primeros espectáculos cómicos árabe-estadounidenses de Michigan. Tenía solo siete años cuando su familia inmigró a fines de la década de 1980, y no escuchaba mucha música árabe clásica hasta que fue por primera vez a un concierto de la Orquesta de Música Árabe de Michigan. Dice que en ese momento se enamoró de esa música. 

“Me gusta conectar a las personas. Soy un constructor de puentes por naturaleza”, afirma Moose Scheib, que dirigió la constitución legal de la NAO. “Y la música es una forma importante de conectarse”. 
“Me gusta conectar a las personas. Soy un constructor de puentes por naturaleza”, afirma Moose Scheib, que lideró la incorporación de la NAO. “Y la música es una forma importante de conectarse”. 

“Me gusta conectar a las personas. Soy un constructor de puentes por naturaleza”, destaca Scheib. “Y la música es una forma importante de conectarse. Si voy a trabajar en algo y voy a poner en uso todo mi talento, quiero que sea algo que yo pueda transmitir no solo a mi hija, sino también a otros niños y a las próximas generaciones”, añade. 

Scheib le dejó la música a Ibrahim y se dedicó a la constitución legal de la orquesta, a ampliar su junta directiva y a encontrarle un hogar. Puesto que en el área suburbana de Detroit vive una de las más grandes y diversas comunidades árabe-estadounidenses del país, Scheib decidió pedirle un consejo a Vince Paul, presidente y director artístico de la sala de conciertos Detroit Music Hall. En lugar de darle un consejo, Paul simplemente invitó a la NAO a ser la orquesta residente de la sala de conciertos.

“Deseaba que fuera el teatro de la gente”, explica Paul, que se convirtió en director del Detroit Music Hall en el año 2006. Y agrega que, gracias a la extraordinaria diversidad de la ciudad, “quería que las personas supiesen que desde luego, el Hall podía tener una orquesta residente de música árabe”. Las aspiraciones educativas de la orquesta no solo se adaptara de forma natural a la propia filosofía de Paul, sino que fueran una herramienta de gran utilidad para plasmar su deseo de aliviar la escasez de programas de música de cualquier tipo en las escuelas públicas de Detroit.

De acuerdo con Scheib, aproximadamente el 70 % de las escuelas públicas del núcleo urbano de Detroit no tienen maestros de música. “¡Que los niños de una ciudad conocida como la cuna de Motown no tengan contacto con la música es simplemente terrible!”, exclama. “El arte es una parte integral de lo que significa ser humano y relacionarse con los demás, especialmente cuando no hablamos su mismo idioma”. A principios del año pasado, Ibrahim, Scheib y James Cline, miembro de la junta directiva de la NAO, comenzaron a pensar cómo iniciar un programa extracurricular de música árabe. Unos meses después, por una propuesta encabezada por la violinista Katie van Dusen, la NAO recibió la subvención Knight Arts Challenge por un valor de 100.000 USD. “El programa Building Bridges through Music es el inicio”, afirma Ibrahim. “Es la primera piedra angular”. 

Cuando la directora de programas extracurriculares de Woodward Academy, Marsae Mitchell, oyó hablar de la iniciativa Construyendo puentes a través de la música, estuvo ansiosa por lograr que su escuela fuera la primera de todas. Según explica, Woodward es una escuela “Título I”, significa que todos sus alumnos provienen de familias que viven por debajo del nivel de pobreza oficial o apenas lo alcanzan. El financiamiento para programas extracurriculares en la escuela es mínimo o nulo. 

A principios de mayo, cuando solo faltaban unas cuantas semanas para la función, Hasspacher redactó una agenda para la tarde.
A principios de mayo, cuando solo faltaban unas cuantas semanas para la función, la contrabajista de la NAO Maggie Hasspacher redactó una agenda para la tarde.

“Me encanta ver que los niños y las niñas tienen la oportunidad de conocer otra cultura, especialmente porque sé que muchos de ellos ni siquiera tienen la posibilidad de salir de donde viven en Detroit”, comenta Mitchell, que además tiene un diploma en artes escénicas. “Es maravilloso verlos aprender otro idioma y diferentes instrumentos de música”. 

Mitchell explica que, incluso en la ciudad de Detroit tan caracterizada por su diversidad, la mayoría de sus estudiantes nunca habían conocido a alguien de ascendencia árabe. Suelta una risa cuando recuerda que una de las primeras preguntas que los estudiantes le hicieron a Ibrahim fue si comía en Burger King, y la sorpresa que se llevaron cuando él les respondió que sí. 

Ibrahim acompaña en el ensayo de la balada árabe “Zuruni”.
Ibrahim acompaña en el ensayo de la balada árabe “Zuruni”.

El programa se inició en octubre con 20 estudiantes de cuarto a octavo año escolar, seleccionados entre los 700 alumnos de Woodward, y consistió en clases semanales a cargo de Ibrahim basadas en un plan de estudios diseñado por la contrabajista de la NAO, Maggie Hasspacher. Mitchell, que también asistía a las clases y supervisaba una práctica semanal adicional, explica que al principio fue difícil. “Los alumnos no sentían mucho entusiasmo por cantar en un idioma que no comprendían o entrar en contacto con una cultura a la que no estaban acostumbrados”, afirma. Además, algunos de los padres también se sentían ansiosos por la falta de certezas sobre la utilidad del programa. 

Según explica Hasspacher, Ibrahim también necesitó un tiempo para adaptarse. “Nunca había enseñado en una escuela de zonas de bajos recursos, y no sabía en lo que se estaba metiendo”, explica mientras se ríe y añade que Ibrahim nunca había impartido clases a niños. Ibrahim le da la razón. “No sabían cantar, mucho menos hablar otro idioma, y menos aún cómo era conocer a alguien fuera de su círculo”, explica. En enero, Hasspacher comenzó a colaborar compartiendo las clases, y ella e Ibrahim diseñaron un plan de estudios que integraba música occidental y árabe para establecer un intercambio cultural bidireccional. 

Khalil Cross choca manos con Ibrahim al final de una clase.
Khalil Cross choca manos con Ibrahim al final de una clase.

Todas las semanas, los estudiantes practicaban la letra en árabe de “Zuruni”, aprendían algunas palabras básicas de árabe y recibían clases para saber cómo reconocer algunas notas musicales. Ibrahim les presentó el ’ud, el qanun y el nay, y les habló de su propio origen y su cultura. Hacia mediados de mayo, los estudiantes sabían todas las palabras. Ya estaban listos. 

Cheyenne Williams y Jaya Pullen, dos estudiantes de séptimo, cuentan que disfrutaron las clases y que lo harían de nuevo si pudieran. Cheyenne explica que proyecta estudiar educación musical en la universidad, y que le gusta poder cantar todas las semanas. “Fue muy interesante cantar en un nuevo idioma, y despertó en mí el interés por aprender más sobre el idioma y la cultura árabe”, agrega.

Marsae Mitchell, directora de programas extracurriculares de Woodward, ayuda a conducir la práctica de baile para la célebre canción “Happy”.
Marsae Mitchell, directora de programas extracurriculares de Woodward, ayuda a conducir la práctica de baile para la célebre canción “Happy”.

LOS ESTUDIANTES DE BUILDING BRIDGES THROUGH MUSIC AL PRINCIPIO CREÍAN QUE EL IDIOMA ÁRABE ERA “EXTRAÑO, PORQUE ERA UNA CULTURA DIFERENTE Y ALGO QUE NUNCA ANTES HABÍAN EXPERIMENTADO”, EXPLICA IBRAHIM. “DESPUÉS DE CANTAR EN EL CONCIERTO, TODOS QUERÍAN VOLVER A HACERLO”.“La música tiene la cualidad de romper barreras,” observa William Jackson, superintendente de Woodward Academy, y elogia el programa porque, según afirma, “superó todas mis expectativas”. Y agrega: “El arte se relaciona con el hemisferio derecho del cerebro. En lugar de hacer que los niños se aburran, brindémosles cosas que los animen, como la música y la danza”. A medida que se acercaba la noche de la función, la encuesta de la escuela acerca de las calificaciones de las evaluaciones de los estudiantes que participaban en la iniciativa Building Bridges through Music mostraron una mejora general en sus calificaciones de matemáticas y de lectura. 

La noche del concierto, Jackson, Mitchell y muchos otros maestros, miembros del personal y padres de familia de Woodward asistieron al concierto. “¡Sentí mucho orgullo por los niños!”, exclama Mitchell. “El concierto fue excelente, cantaron maravillosamente y fueron los mejores representantes de Woodward Academy”. Mitchell no solo está encantada con la interpretación de los alumnos, sino con el cambio en su actitud. “Cuando comenzó el programa, no estaban para nada interesados en cantar en árabe”, recuerda, “y ahora dicen que quieren volver y cantar otra vez”.

“Amo el sentido de haber alcanzado un logro y la alegría que vi en los niños y las niñas cuando cantaban”, comenta Katie van Dusen. “Estaba sentada en mi silla en el escenario, y pensaba que ojalá todos comprendan lo maravilloso que es tener un coro de estudiantes afroamericanos cantando con una orquesta de música árabe para el público del centro de Detroit. Esta es un auténtica y valiosa representación de Detroit y su cultura musical, presentada de una forma que favorece las relaciones entre las fronteras culturales”.

“Fue muy interesante cantar en un nuevo idioma, y despertó en mí el interés por aprender más sobre el idioma y la cultura árabe”, explica la estudiante de séptimo año escolar, Cheyenne Williams. 
“Fue muy interesante cantar en un nuevo idioma, y despertó en mí el interés por aprender más sobre el idioma y la cultura árabe”, explica la estudiante de séptimo año escolar, Cheyenne Williams. 

“El programa fue un gran éxito y [los estudiantes] pudieron conocer una fracción del mundo”, afirma Ibrahim. “Al principio, lo hicieron a regañadientes”, recuerda. Pensaban que el idioma árabe “era extraño, porque es una cultura diferente y algo que nunca antes habían experimentado. Después de cantar en el concierto, todos querían volver a hacerlo. Les encantó y realmente se sintieron orgullosos de sí mismos después de estar en el escenario”. 

Los estudiantes no fueron los únicos que se sintieron felices. Al reflexionar sobre su propia juventud, Ibrahim recuerda: “Muchas personas me decían ‘no puedes hacerlo, no vas a lograrlo, no debes intentarlo’. La filosofía que me ayudó a salir adelante es la que trato de enseñarles a los niños todas las semanas. Les explico que yo empecé como ellos, y que soy la prueba de que pueden hacer cualquier cosa que se propongan siempre que estén dispuestos a trabajar duro para lograrlo”. Y en su opinión esa es la nota más hermosa que pueden cantar.  

Piney Kesting Piney Kesting (pmkhandly@hotmail.com) es escritora y asesora independiente en Boston, cuya especialidad es el Medio Oriente. Actualmente escribe en un libro acerca de las mujeres emprendedoras en el Medio Oriente, Pakistán y Turquía.
Ryan Garza Ryan Garza (ryan@popmodphoto.com) es fotógrafo del periódico Detroit Free Press, ganador del premio al reportero gráfico del año 2013 de Michigan (Michigan Press Photographer of the Year).

 

This article appeared on page 2 of the print edition of Saudi Aramco World.

Check the Public Affairs Digital Image Archive for septiembre/octubre 2014 images.