Volumen 65, Número 6noviembre/diciembre 2014

In This Issue

Las mezquitas históricas de las rutas alternativas de China // Escrito por Sheila Blair  |  Jonathan Bloom  |  Nancy Steinhardt  | Fotografías de Jonathan Bloom
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La pintura sobre la madera decora la entrada de la Gran Mezquita Oriental en Kaiféng, provincia de Henán, en la que la caligrafía árabe aparece en medio de motivos chinos, como dragones, peces, aves, peonías y flores de loto, y símbolos de la buena suerte; una tira de luces LED serpentea entre las vigas que sostienen el techo de tejas. 

En un país famoso por los números grandes, fue una cifra modesta y redondeada la que llamó nuestra atención: 100. Esta es la cantidad aproximada de mezquitas construidas antes de 1700 que parece que se encuentra todavía en la región central y norte de China, de un total de unas 30.000 mezquitas sobre UNA REGIÓN mayor que Texas o Francia. Emprendimos el viaje por las autopistas y rutas alternativas en busca de la más antigua y menos conocida de todas.

Una abertura circular en una pared, que ofrece una entrada así como una vista al trasfondo, se llama puerta de la luna en China. Como característica común en los jardines, también se usaba en la arquitectura religiosa y, como vemos aquí, en la pared de la Gran Mezquita de Xian. 
Una abertura circular en una pared, que ofrece una entrada así como una vista al trasfondo, se llama puerta de la luna en China. Como característica común en los jardines, también se usaba en la arquitectura religiosa y, como vemos aquí, en la pared de la Gran Mezquita de Xian. 

Para prepararnos, nosotros mismos estudiamos más números. De los más de 1.300 millones de ciudadanos en China, cerca del 1,8 por ciento, o 23 millones, son musulmanes. Esta población musulmana comprende 10 grandes grupos étnicos y lingüísticos, entre los cuales hay 10 millones hui que hablan chino y 8.4 millones de uigures que hablan túrquico. Los demás son kazakos, kirguizos, salar, tártaros y uzbecos que hablan idiomas túrquicos, así como los dongxiang y bonan que hablan mongol, y los tayikos que hablan farsi. 

En el poco tiempo del que disponíamos, no deseábamos ver las mezquitas históricas bien conocidas de China. Entre ellas, la Mezquita de la Calle del Buey, de Pekín, se llama así por la vecindad musulmana donde se sacrificaban estos animales —en lugar de cerdos— y la Gran Mezquita de Xian, las cuales ambas son famosas en los itinerarios turísticos. También evitamos los favoritos de los turistas en los antiguos puertos a lo largo de la costa sureste de China, como la Mezquita de “Aprecio al Sagrado” en Cantón; la Mezquita de la “Amistad Sagrada” en Quanzhóu; la Mezquita del “Fénix” en Hangzhóu; y la Mezquita de la “Grulla Trascendente” en Yangzhóu. Los fundadores musulmanes que llegaron a China por la vía marítima de la Ruta de la Seda les pusieron nombres chinos que reflejaban las doctrinas y mitos chinos. Por último, descartamos un tercer grupo de mezquitas bien conocidas que atienden a la población uigur de Kasgar y otras ciudades del lejano oeste chino, con una arquitectura que tiene mucho en común con la de las mezquitas de la cercana Uzbekistán y otros países en el oeste.

La primera mezquita que visitamos, la Mezquita Xuanhua del Norte en la provincia noroccidental de Hebei, muestra mucho de lo que se tipifica no solo de las mezquitas históricas que vimos sino también de otros complejos laicos y religiosos tradicionales en esta parte de China: un patio central rodeado de pasillos y cuartos bajos; construcción de madera; una sala principal de oraciones en una ligera elevación; y muros en el perímetro de piedra o de ladrillo. 
La primera mezquita que visitamos, la Mezquita Xuanhua del Norte en la provincia noroccidental de Hebei, muestra mucho de lo que se tipifica no solo de las mezquitas históricas que vimos sino también de otros complejos laicos y religiosos tradicionales en esta parte de China: un patio central rodeado de pasillos y cuartos bajos; construcción de madera; una sala principal de oraciones en una ligera elevación; y muros en el perímetro de piedra o de ladrillo. 
Parte superior: La primera mezquita que visitamos, la Mezquita Xuanhua del Norte en la provincia noroccidental de Hebei, muestra mucho de lo que se tipifica no solo de las mezquitas históricas que vimos sino también de otros complejos laicos y religiosos tradicionales en esta parte de China: un patio central rodeado de pasillos y cuartos bajos; construcción de madera; una sala principal de oraciones en una ligera elevación; y muros en el perímetro de piedra o de ladrillo. Arriba: Varias mezquitas históricas se restauraron en los últimos años, como la Mezquita Beiguan en Tianshui en la provincia de Gansu. En ella se dejó intacta la caligrafía árabe sobre el mihrab o nicho de rezo, al fondo en el centro. 

Las que nos intrigaron mucho más fueron las mezquitas históricas mucho menos conocidas y no tan visitadas del centro y norte de China que adoptaron, adaptaron y se construyeron de acuerdo al diseño de los edificios chinos tradicionales para satisfacer las necesidades islámicas. 

Poco después de reunirnos en Pekín, un chófer nos llevó rápidamente a la provincia occidental de Hebei, al noroeste de Pekín. Fue un viaje de tres horas en el que dimos un vistazo a la Gran Muralla antes de detenernos en la ciudad de Zhangjiakóu para visitar la Mezquita Xuanhua del Norte. Allí mismo, afuera de una librería cercana, un imprevisto saludo diciéndonos “as salamu aleikum” (“La paz sea con ustedes” en árabe) recibimos con una sonrisa y nos dirigió a una invitación al interior: el lugar estaba lleno de Coranes, libros e inscripciones caligráficas, en árabe y chino, escritas por nuestro anfitrión. Era evidente que iba a ser un viaje revelador y fascinante. 

En efecto, al viajar exclusivamente por vía terrestre durante las dos semanas posteriores, cansamos a seis choferes y sus automóviles, pero tomamos un tren nocturno para subir hasta el valle del Río Amarillo desde Guyuan a Xining, sobre la meseta tibetana. (Consulte el mapa a continuación) Atravesamos siete provincias en total (Hebei, Shanxi, Gansu, Qinghai, Shaanxi, Hubei y Henán) y dos regiones autónomas (Mongolia Interior y Ningxia), todas estas áreas en el centro, norte y noroccidente de China, que cuentan con una población hui significativa.

Los sitios donde estaban enterrados los hombres que hicieron grandes aportes para introducir el Islam a China central en el siglo XVIII están marcados por estructuras similares a las de una pagoda, como esta que se ve a la izquierda, rodeadas por construcciones para devoción y enseñanza, en Linxia, provincia de Gansu. Poco en el exterior indica que son centros históricos de aprendizaje y erudición. Derecha: Un fresco en bajo relieve muestra el tradicional complejo de construcciones amuralladas de China central.   Un fresco en bajo relieve muestra el tradicional complejo de construcciones amuralladas de China central.  
Los sitios donde estaban enterrados los hombres que hicieron grandes aportes para introducir el Islam a China central en el siglo XVIII están marcados por estructuras similares a las de una pagoda, como esta que se ve a la izquierda, rodeadas por construcciones para devoción y enseñanza, en Linxia, provincia de Gansu. Poco en el exterior indica que son centros históricos de aprendizaje y erudición. Derecha: Un fresco en bajo relieve muestra el tradicional complejo de construcciones amuralladas de China central.  

Se dice que muchas mezquitas en China tienen una larga historia pero suele ser difícil saber con certeza la antigüedad de los edificios. A nadie le gusta hablar acerca de lo que sucedió durante la Revolución Cultural, que duró toda la década hasta la muerte del Mao Tse-tung en 1976. Durante esa época, se limitó la práctica de la religión y muchas construcciones religiosas fueron apropiadas y destinadas a otros usos. En algunos sitios, las inscripciones en las estelas (piedras planas erguidas), con frecuencia inscritas en árabe de un lado y en chino del otro, relatan la historia de las mezquitas a través de los siglos, pero mucho de lo que queda no va mucho más atrás de 1700, y con frecuencia están revestidas con reconstrucciones modernas, reparaciones y pinturas, todas ellas de variada fidelidad con los diseños más antiguos. Efectivamente, en Tianshui, provincia de Gansu, la Mezquita Beiguan estaba en medio de una renovación de este tipo.

Los minaretes de una mezquita recién construida y estilísticamente no china se ven a lo lejos de la calle, visibles hacia la izquierda, en Linxia, una ciudad que alguna vez prosperó por el comercio de la Ruta de la Seda transasiática y que en la actualidad alberga la mayor cantidad de mezquitas en una ciudad china: más de 70 antiguas y nuevas.
Izquierda: La entrada al complejo en Guyuán, en la Región Autónoma de Ningxia, combina las características típicas de la decoración arquitectónica islámica y china: la ornamentación exterior yuxtapone textos y motivos en árabe y chino, incorpora flores, frutas y animales reales y míticos, con techos de tejas verdes tradicionalmente chinos que tienen pináculos ensortijados moldeados como bestias fantásticas. Arriba a la derecha: Los minaretes de una mezquita recién construida y estilísticamente no china se ven a lo lejos de la calle, visibles hacia la izquierda, en Linxia, una ciudad que alguna vez prosperó por el comercio de la Ruta de la Seda transasiática y que en la actualidad alberga la mayor cantidad de mezquitas en una ciudad china: más de 70 antiguas y nuevas. Parte inferior derecha: Reflejados en las lunas de las ventanas que remodelaron sobre el pórtico de la mezquita de estilo chino tradicional en Xining, capital de la provincia de Qinghai y la ciudad más grande de la meseta tibetana, se ven los domos y minaretes de la mezquita cercana, mucho más reciente, construida en estilo “islámico internacional”. 

Fue poco después del auge del Islam en el siglo VII que los musulmanes llegaron a China, principalmente como embajadores o mercaderes. Llegaron tanto por tierra, por la Ruta de la Seda a través de Asia Central, como por mar, cruzando el Océano Índico a través del estrecho de Malaca. Las fuentes históricas alegan que en el año 651 un enviado que representaba al tercer califa, Uthman, llegó a la corte de Tang en Chang’an, China central. Gracias a la difusión del Islam en Asia Central y la conversión de los turcos al Islam, las ciudades en la provincia occidental de Xinjiang ya se habían convertido en importantes centros de la cultura musulmana para el siglo X. Aparte de algunas lápidas del siglo XII que se encuentran en ciudades costeras, sin embargo, la primera prueba física de la presencia de musulmanes en China se remonta a varias mezquitas del siglo XIV en el sureste que han sido objeto de amplias reconstrucciones. 

En los siglos XVIII y XIX, los seguidores de Afak Khoja, enterrado en 1693 o 1694 fuera de Kasgar, en la provincia de Xinjiang, trajeron consigo un movimiento islámico del este hacia Gansu, Ningxia y otras regiones de China central. Las tumbas de los discípulos se convirtieron en centros de complejos religiosos que también incluían salones para devoción y enseñanza. Estos edificios adaptaron las formas y los motivos chinos tradicionales para satisfacer las necesidades del Islam, pero lo hicieron de maneras que podrían sorprender a los visitantes procedentes de las regiones islámicas occidentales. Por ejemplo, muchos están decorados no solo con caligrafía árabe sino también con las tradicionales escenas con figuras y representaciones chinas. La ciudad de Linxia, en la provincia de Gansu, es hogar de muchos de estos complejos, que sirven no solo como centros de la erudición musulmana sino como oasis de tranquilidad en medio de la vida urbana.

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La puerta al nuevo Parque de la cultura hui, abajo a la derecha, está apenas a una corta distancia de la mezquita de la Familia Na (izquierda), pero se encuentra a 3000 kilómetros (1865 millas) y a cuatro siglos de su modelo arquitectónico, el Taj Mahal, construido en Agra, India, por el emperador mogol Shahjahan en el siglo XVII. En este parque cultural se destacan la nueva riqueza de China y la globalización de la cultura islámica. Arriba a la derecha: La mezquita de la familia Na en Yongning, Región Autónoma de Ningxia, revela la arquitectura tradicional china con sus balcones y techos de tejas dobladas hacia arriba, pero el portal abovedado restaurado recientemente y las dos torres de ladrillo gris que lo complementan evocan la influencia posterior de las mezquitas del Medio Oriente, con la simetría de una entrada principal flanqueada por minaretes.  El escalonado minbar, o púlpito, de la mezquita es otra de las adaptaciones chinas de una forma tradicional islámica.  El muro de atrás está pintado con un medallón que de manera semejante combina los motivos chinos y la caligrafía árabe. 

Aparte de ver lo antiguo, también descubrimos mucho que es nuevo. En siglos anteriores, era demasiado difícil para los musulmanes en China hacer largos viajes hasta los centros de enseñanza musulmanes que se encontraban en el oeste, más notablemente el Hajj, o peregrinaje a La Meca, un recorrido que podría tomar hasta dos años. En la actualidad, los musulmanes de China, así como el resto de la nación, están más conectados que nunca con el resto del mundo y las consecuencias arquitectónicas de esto son cada vez más aparentes: Muchas mezquitas antiguas ahora están acompañadas por mezquitas nuevas deslumbrantes, con frecuencia subvencionadas desde el extranjero y diseñadas con un estilo que podría considerarse “islámico internacional”, marcado por puntiagudas cúpulas verdes y finos y altos minaretes, los cuales no poseen raíces chinas, en ninguno de los dos casos. Vimos un ejemplo muy impactante de este tipo de yuxtaposición de diseño nativo chino e importado en Yongning, Ningxia, donde la mezquita tradicional de la Familia Na (también conocida como Mezquita Naijahu) se erige cerca del Parque de la Cultura Hui, cuyos diseñadores parecen haberse inspirado fundamentalmente en el Taj Mahal de la India.

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Con una estructura rectangular de postes y vigas de madera elevada sobre una plataforma con paredes exteriores de ladrillo y techo de tejas, la mezquita Zhuxian en Kaifeng, provincia de Henan, izquierda, no se distinga tanto de la sala de devoción del monasterio budista en Ledu, en la meseta tibetana cerca de Xining, derecha. En la mezquita, dos pequeños pabellones a cada lado del camino —que en un marco budista serían la torre del tambor y el campanario— contienen estelas, o losas de piedra erguidas, las cuales relatan la historia de la construcción.
Mapa de China

Estas nuevas mezquitas con diseños que no son chinos tienen impresionantes ejemplos de cambios dentro de una arquitectura profundamente tradicional que ha aplicado de modo sistemático los principios de diseño comunes a toda clase de construcciones laicas y religiosas en el transcurso de varios milenios. Los palacios de gobernantes y de otras élites, que son en realidad casas muy grandes, primero sirvieron como modelo de los templos budistas, taoístas y confusionistas y, más adelante, de las mezquitas. Como consecuencia, una sorprendente cantidad de edificaciones chinas tienen mucha semejanza entre sí. Por ejemplo, un templo budista del siglo IX, un templo taoísta del siglo XIII, una mezquita del siglo XV, una sala funeraria del siglo XVI, un salón confuciano del siglo XVIII y una residencia del siglo XIX pueden todos presentan semejanzas inconfundibles. ¿Por qué la arquitectura china comparte tantas características en regiones geográficas y ecológicas tan diversas, para fines tan variados, durante varios milenios? Fue la pregunta que formuló nuestro recorrido de una ciudad a otra, de una mezquita a otra. A pesar de que el tamaño de los edificios y la calidad de los materiales mostraban diferencias en el estado y patrocinio de la estructura, con frecuencia no señalaban diferencias en el propósito.

¿Por qué la arquitectura china comparte tantas características en regiones geográficas y ecológicas tan variadas, durante varios milenios? Fue la pregunta que formuló nuestro recorrido.Una respuesta sencilla a la pregunta, la cual queda ejemplificada por la arquitectura de las mezquitas desde el siglo XIV al siglo XX, es la flexibilidad. Todas fueron construidas con estructuras de madera reforzadas con conjuntos de ménsulas, también de madera; tejas cerámica formaron los techos; se agruparon en complejos organizados simétricamente a lo largo de un eje horizontal alrededor de patios rectangulares; y se colocaron detrás de muros, por lo general de ladrillo, con la puerta principal hacia el sur. 

Las dos torres de tres pisos que flanquean el portal hacia la mezquita del siglo XVIII recientemente restaurada en Datong, provincia en el norte de Shanxi, son interpretaciones locales de un símbolo universalizado hace poco, no chino sino del Islam.  Los pináculos en media luna que rematan las torres se complementan por campanas chinas que cuelgan de los aleros.
Las dos torres de tres pisos que flanquean el portal hacia la mezquita del siglo XVIII recientemente restaurada en Datong, provincia en el norte de Shanxi, son interpretaciones locales de un símbolo universalizado hace poco, no chino sino del Islam.  Los pináculos en media luna que rematan las torres se complementan por campanas chinas que cuelgan de los aleros.

Por lo tanto, transformar un palacio o templo tradicional chino en una mezquita era a menudo algo tan directo como orientar el complejo para que se orientara hacia La Meca, que en China entendían desde hace tiempo que era hacia el oeste. La sala de oraciones es por lo general el edificio principal y se encuentra en el centro del complejo sobre una plataforma o plinto, como muestra de su importancia, algo que es una práctica exclusiva de China. A lo largo de los muros del patio se concentran estructuras auxiliares que sirven como aulas, oficinas y abluciones, además de las residencias del personal, los alumnos y los viajeros, todas ellas funciones que en algunos territorios islámicos se ofrecen en edificios aparte o colindantes, como la madrasa (escuela religiosa), kutab (escuela primaria), khanaqah (albergue), imaret (comedor público), entre otros. La mayoría de estas funciones —educación, administración, residencias de jefes religiosos y visitantes— también existen en los complejos budistas y taoístas chinos.

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Delimitada por un marco tradicional chino, la caligrafía árabe, izquierda, se suele usar para decorar los muros de las mezquitas, como aquí en la entrada de la Gran Mezquita Oriental en Kaifeng. La línea fluida es típica de la caligrafía china, la cual normalmente se pintaba con pincel y no con la pluma de caña usada en otros territorios islámicos. Centro: Normalmente ubicado en el centro del patio de una mezquita, se encuentra una wangyuelou, o “torre para observar la luna”, parecida a una pagoda, que no es un minarete, aunque hoy los altoparlantes montados en esta torre en Xunhua, provincia de Qinghai, muestran que ha sido adaptada para este fin. Derecha: Los techos de las construcciones tradicionales chinas por lo general están cubiertos por tejas de cerámica esmaltada, algunas de las cuales están decoradas en los extremos y en las crestas lineares con motivos vegetales y florales, así como con bestias fantásticas, como dragones y aves fénix. El extremo de algunas de las tejas cilíndricas está moldeado con inscripciones en árabe, mientras que otras están estampadas con dragones. Todas estas características se combinan aquí en el techo de la Gran Mezquita del Norte, en Qinyang, provincia de Henán.
En una dulcería a las afueras de la mezquita de Hohhot, capital de la Región Autónoma de Mongolia Interior, los carteles llevan casi todos caracteres chinos pero el árabe en un pequeño óvalo indica que el producto es halal, es decir, es un alimento permitido para los musulmanes. Sin embargo, las letras en árabe en el interior del óvalo están escritas incorrectamente como caracteres separados, como el chino.
En una dulcería a las afueras de la mezquita de Hohhot, capital de la Región Autónoma de Mongolia Interior, los carteles llevan casi todos caracteres chinos pero el árabe en un pequeño óvalo indica que el producto es halal, es decir, es un alimento permitido para los musulmanes. Sin embargo, las letras en árabe en el interior del óvalo están escritas incorrectamente como caracteres separados, como el chino.

Este sistema de arquitectura china tradicional tiene un perfil bajo, aparte de la pagoda, que es la versión china del estupa budista de la India, una montaña simbólica que contiene reliquias budistas. El minarete, la torre adyacente a una mezquita desde la cual se hace la llamada a la plegaria, no era necesariamente parte de la mezquita tradicional china, aunque en algunos sitios los constructores locales transformaron la pagoda en la wangyuelou, o “torre para contemplar la luna”, situada en el centro del patio de la mezquita. No se usaba para llamar a la plegaria; esa función se hacía, y con frecuencia, sigue haciéndose, desde la entrada de la mezquita, ahora con amplificación electrónica. 

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La arquitectura tradicional china por lo general se basa en postes y vigas de madera, y normalmente no usa arcos. Una excepción es la larga asociación del arco con el mihrab, el nicho en la pared de la mezquita orientada hacia La Meca, que de esta manera introdujo una forma novedosa en las mezquitas chinas.  De izquierda a derecha: Los mihrab en Linxia (Antigua Mezquita de Wang), Tongxin y, abajo a la izquierda, Dingxiang. Abajo, derecha: Vigas de madera pintadas en Dingxiang.
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Baoding y Kaifeng (Mezquita de Zhuxian).

En la mayoría de los países musulmanes de clima seco los constructores favorecieron al ladrillo y a la piedra por la escasez de la madera, pero en China siempre ha abundado este material. La construcción tradicional china con estructura de madera, se tratara de palacios, templos o mezquitas, se basaba en postes de madera para sostener vigas horizontales que a su vez sostenían las vigas y el techo. Estos elementos se empalmaban con un sistema de caja y espiga con ménsulas, conocido como conjuntos de ménsulas: sin clavos y sin tornillos. 

La artesanía de este trabajo magistral so volvió todavía más compleja del siglo XIV al XVII. Los sencillos conjuntos de ménsulas con dos o tres capas de “brazos” en los edificios del siglo XIV se habían convertido en conjuntos de ménsulas que apiñaban entre cinco y siete capas, a lo largo de nueve ángulos, para el siglo XVII. Finalmente, las ménsulas se arrimaron tanto unas contra otras que podrían considerarse como el equivalente chino del almocárabe, el adorno caleidoscópico en forma de estalactita típico de la arquitectura islámica que se encuentra desde Bujará hasta Granada.

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En la cuenca superior del Río Amarillo, en Qinghai, la mezquita Hongshuiquan es una de las mejores conservadas y más sugerentes de China central. La galería de la entrada, derecha, exhibe un ejemplo extraordinariamente claro de una construcción tradicional china con estructura de madera, en la que la totalidad de postes, vigas y ménsulas de soporte están ensambladas entre sí con juntas de caja y espiga que no necesitan clavos ni tornillos de metal.

Aunque la madera era el material más importante para la construcción, el ladrillo se usaba característicamente para los muros divisorios exteriores de los edificios; para las cubiertas, sin embargo, se empleaban tejas de cerámica. Aunque los constructores chinos tradicionales conocían y usaban arcos y bóvedas, lo hacían más que nada para las tumbas subterráneas, no para la arquitectura sobre la superficie. 

Para los musulmanes, sin embargo, el arco tiene un significado religioso particular: desde su introducción en los primeros tiempos islámicos, el mihrab, o nicho en la pared orientada a la Meca de una mezquita (qibla), ha adoptado invariablemente una forma con arco que sigue apareciendo, con variaciones, hasta nuestra actualidad. Debido a la escasez de la madera en África Septentrional, Medio Oriente y Asia Central, la técnica común para cubrir un espacio fue la colocación de bóvedas de ladrillo o de piedra porque no eran más que arcos rotados y, durante un tramo, extendidos en el espacio. También los musulmanes chinos parecen a veces haber asociado las bóvedas con el Islam, ya que algunas de las mezquitas con estructuras de madera que vimos mostraban espacios con arcos y abovedados hechos de ladrillo en la parte más importante del edificio, los compartimientos frente al mihrab. Esta clase de construcción se conoce en China como “galería sin vigas”. Además, en otros momentos, la construcción de madera realmente imitaba un espacio abovedado sin renunciar a su dependencia estructural en los postes y vigas. 

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Puesto que la arquitectura china ha sido tan uniforme a lo largo del milenio, una manera de fechar un edificio es observando la complejidad de los conjuntos de ménsulas, es decir las ménsulas de madera que sostienen el techo: Cuanto más complicadas son, más reciente es el edificio. Estas de la mezquita de Hongshuiquan podrían ser de los siglos XVIII o XIX. Derecha: En la mezquita Hongshuiquan, el mihrab se erige en este pequeño cuarto cuadrado cubierto por un exquisito tablero tallado y este elaborado techo de madera que evoca un domo.  

La decoración de las mezquitas observadas combinaban de modo similar los tradicionales motivos islámicos de la caligrafía y los ornamentos geométricos y vegetales, con los motivos tradicionales chinos de peonías, flores de loto, dragones y aves fénix. El uso de la escritura árabe es la diferencia más obvia entre los musulmanes y otros grupos en China, ya sea en la mezquita o en el mercado. 

Para el siglo XVII, las ménsulas de madera se arrimaron tanto unas contra otras que podrían considerarse como el equivalente chino del almocárabe, el adorno caleidoscópico en forma de estalactita típico de la arquitectura islámica que se encuentra desde Bujará hasta Granada.La caligrafía árabe en China con frecuencia exhibe una línea excepcionalmente fluida que refleja la antigua tradición china de escribir con pinceles y no con las plumas de caña empleadas en otros países islámicos. En el caso de los ornamentos de vegetales y flores, hay bastante superposición entre ambas tradiciones, pero la presencia de bestias míticas en las construcciones religiosas islámicas es algo exclusivamente chino, pues por lo general se evita la representación figurativa. Algunas veces estas bestias se colocan como figuras guardianas flanqueando puertas o decorando techos; otras, se integran dentro de la decoración tallada y pintada. De modo similar, en algunas mezquitas los musulmanes adoptaron el tradicional uso del incienso y en algunos patios es posible encontrar grandes recipientes de bronce o de cerámica, inscritos en árabe y chino, llenos de arena que contiene palitos de incienso humeantes.

Quizás la mayor sorpresa de nuestro viaje fue la encantadora mezquita Hongshuiquan, o “Amplio manantial”, en Ping’an, a la que llegamos después de un largo recorrido en automóvil desde la ciudad de Xining, en lo alto de la meseta de loess, en la provincia de Qinghai, a lo largo de la cuenca superior del Río Amarillo. No sabíamos lo que nos esperaba cuando nos dirigimos a través de las pequeñas poblaciones agrícolas construidas en la parte superior de milenios de loess depositados por los vientos, procedentes de los desiertos de Asia Central.

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El custodio de la mezquita Hongshuiquan nos dio la bienvenida. La inusual ausencia de pinturas enfatiza la pureza de su conservación.

Para nuestra sorpresa, esta remota mezquita casi no mostró pruebas de su restauración, sin embargo su estado estaba bien. Mientras cerrábamos los ojos y escuchábamos la serenata del cuclillo en esta quietud tan inusual en la China moderna, nos remontamos al siglo XVIII o XIX, cuando se construyó esta mezquita de madera elaborada con tanto esplendor.  

Nancy Steinhardt Sheila Blair (sheila.blair@bc.edu) y Jonathan Bloom (jonathan.bloom@bc.edu) comparten la cátedra universitaria de Arte Islámico y Asiático Norma Jean Calderwood en Boston College, y la cátedra subvencionada Hamad bin Khalifa de Arte Islámico en Virginia Commonwealth University.
Sheila Blair y Jonathan Bloom Nancy Steinhardt (nssteinh@sas.upenn.edu) es jefe de departamento y profesora de Arte del Este Asiático en la Universidad de Pensilvania. Es autora de la obra Las Mezquitas Antiguas de China (China’s Early Mosques), que publicará muy pronto la editorial Edinburgh University Press.

 

Este artículo fue publicado en la página 14 de la edición impresa de Saudi Aramco World.

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