
as babosas de mar pueden ser los animales marinos "mejor vestidos" como lo demuestran las criaturas del mar rojo en la galería mostrada anteriormente. A diferencia de sus primos plagas de jardín, ellos se presentan en una brillante variedad de formas, tamaños, colores y modelos y definitivamente nada viscosos. Además, pueden brindar mapas científicos hacia nuevos medicamentos a través de los compuestos químicos que producen.
Las babosas de mar, científicamente conocidas como opistobranquios ("branquias traseras" en latín), son parientes muy evolucionados de los caracoles de mar. Las babosas marinas primitivas mantienen una fina capa interna o externa, pero las más desarrolladas como los nudibranquios o "de branquias desnudas" que muestran en esta galería no cuentan con ninguna. Vivir sin esta protección significa que tienen que desarrollar otros métodos de defensa, expresados en una amplia exhibición de adaptaciones vistas en subórdenes como los dóridos (que tienen agallas cerca de la cola y dos antenas sensoriales cerca de la cabeza), dendronotids (aquellos con agallas en forma de árbol en pares a lo largo de la espalda) y aelodids (aquellos cubiertos con proyecciones similares a dedos). Sus colores brillantes y patrones atrevidos advierten a los depredadores de su nocivo sabor.
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De las más de 4000 especies de nudibranquios a nivel mundial, más de 175 se encuentran en el Mar Rojo y cerca de un cuarto de éstas viven únicamente allí. Esta vía fluvial casi independiente que recorre alrededor de 2100 kilómetros desde el Golfo de Suez en el norte hasta el estrecho de Bab al-Mandab en el sur, es un lugar muy especial, que alberga a peces endémicos, erizos de mar, gusanos, babosas, caracoles y a un gran número de otros animales. Ha estado aislada por aproximadamente cinco millones de años y su fauna ha sufrido extinciones parciales con varias glaciaciones, la más reciente acontecida de 20.000 a 15.000 años atrás, lo que redujo substancialmente los niveles del mar.
La entrada sur del Mar Rojo se abrió hace casi cinco millones de años, cuando los levantamientos de tierra bloquearon su superficial conexión con el Mediterráneo y nunca se ha cerrado por lo que su fauna es Indo-Pacífica. Con el posterior aumento y caída de los niveles del mar, las criaturas del Mar Rojo se encontraron en un ambiente único y se adaptaron, evolucionaron en nuevas especies o murieron. Por ejemplo, el registro fósil de babosas marinas con concha muestra que los períodos interglaciares fueron tiempos de alta diversidad a través de su entrada. Durante los periodos glaciales de poco contacto con los océanos, así como durante periodos post-glaciales de estabilidad, se produjo la especiación.
A pesar de haberse realizado muchas investigaciones con respecto a la fauna del Mar Rojo durante los últimos 250 años, muchas babosas de mar siguen sin ser descubiertas o descritas. De hecho, 30 individuos no identificados están incluidos en mi libroSea Slugs of the Red Sea (Babosas Marinas del Mar Rojo) y más de 20 se encuentran en botellas en mi laboratorio en la universidad.
Mi obsesión con el Mar Rojo y su fauna y flora comenzó en 1968 cuando me mude a Arabia Saudita siendo un niño. Una máscara y un tubo de buceo que mi padre me regaló en un viaje de Riyadh a Dharan, cerca del Golfo Pérsico, abrieron un mundo nuevo. Meses después, hicimos un largo viaje a Jiddah para hacer buceo superficial y así comenzó mi pasión por los arrecifes de coral, la colección de conchas de mi padre y nuestras incursiones en los desafíos de identificación.
En la elección de una carrera, estaba siguiendo los pasos de Petrus Forskål de la nefasta expedición danesa al Mar Rojo (1761-1767) y Jules César de Savigny, que sólo tenía 21 años cuando se unió a la expedición que hizo Napoleón a Egipto (1798-1801). Estos pioneros registraron un total de 18 opistobranquios, incluyendo un número de nudibranquios. El Mar Rojo es una ubicación ideal para estos animales, con sus aguas tranquilas, bien iluminadas, cálidas y cristalinas que brindan condiciones perfectas para el crecimiento de arrecifes de coral, un ecosistema que alberga a uno de los hábitats más diversos del mundo.
Los nudibranquios no sólo decoran el arrecife de coral, sino que también se comen a casi toda criatura marina con excepción de los peces. Muchos restringen sus dietas a una sola presa, que es con mayor frecuencia una esponja. Algunas de estas especies han evolucionado para parecerse a su presa e incluso penetran en ella y permanecen allí. Otras especies van tan lejos como imitar los pólipos, patrones y posicionamiento de su presa. Aquellas que se alimentan de animales con ramificaciones verticales como los hidroides por lo general son largas y delgadas, haciéndolas casi invisibles al coincidir con el color y la forma de su alimento. Y hay babosas marinas que se comen a sus parientes: Por ejemplo, Gymnodoris impudica se alimenta de chromodoris.
Tenemos muchas cosas que aprender de los nudibranquios y sus parientes. Varias especies pueden intoxicar los químicos que "capturan" de su presa y algunas incluso crean sus propias farmacias de toxinas complejas para defenderse de los depredadores, comunicar una alerta o su disposición para la reproducción. En ocasiones estas toxinas se ubicadas en extensiones corporales de colores brillantes que distraen la atención de los depredadores de los órganos vitales y pueden regenerarse en caso de ser desprendidos a causa de una mordida o en una serie de glándulas ubicadas alrededor de los bordes del cuerpo.
Los ácidos y compuestos químicos encontrados en las babosas de mar han sido el centro de atracción de muchas investigaciones recientes y pueden ser de utilidad para el mundo en general. Sin embargo, así como los arrecifes de coral se encuentran actualmente amenazados por el hombre y por la elevada temperatura del mar, del mismo modo se encuentran amenazados sus habitantes. Mientras que algunos tipos de babosas de mar pueden ser tolerantes a los cambios ambientales y son capaces de adaptarse, otros pueden desaparecer incluso antes de que sepamos que están ahí, junto con sus farmacias que podrían salvar vidas.
Tuve la buena suerte de pasar la mayor parte de mi vida identificando babosas de mar, descubriendo y poniéndole nombres a varias. Espero que estas fotografías trasmitan algo de mi perdurable fascinación con estas extraordinarias criaturas.
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Nathalie Yonow, Ph.D., (n.yonow@swansea.ac.uk) es una bióloga marina de Swansea University en Gales que vivió en Arabia Saudita durante 15 años. Su investigación se centra en los opistobranquios del Mar Rojo, pero su experiencia se extiende a las babosas de mar de los océanos Indo-Pacífico Occidentales.
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Gordon T. Smith (searcaig@emirates.net.ae) ha estado practicando el buceo y la fotografía en las aguas del Mar Rojo desde que se mudó de Escocia a Jiddah hace más de 20 años. Ahora reside en Dubai. |
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