Es la isla más grande de la India; sin embargo, la mayor parte del año está conectada al continente por sus lados norte y oriente a través de amplias salinas llamadas ranns, un término derivado de la palabra sánscrita para “residuos”. Durante la temporada del monzón, aproximadamente de julio a octubre, los ranns a menudo se inundan, con una profundidad que en algunos lugares llega hasta la cintura.
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urante un año después de la independencia de la India en 1947, Kutch, ahora un distrito del estado de Gujarat, mantuvo su propia moneda, el kori; su propio soberano, el maharao; y su propia zona horaria, media hora antes que Delhi, la capital de la India. Su nombre proviene de la palabra local para tortuga, katchhua, y en efecto, se parece a una tortuga flotando boca abajo en el mar Arábigo. Es el mar el que define mejor la historia de Kutch, y el que lo acerca a los puertos árabes y de África Oriental más de lo que las rutas terrestres lo conectaron jamás al interior de la India.
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Aunque Kutch se ha sido integrada de manera creciente a Gujarat durante los últimos 60 años, es aún un lugar un poco aparte, debido a su geología única que lo hace una zona sísmica activa en la continua colisión a paso lento de la placa tectónica india y la euroasiática. Desde otro ángulo, se le puede ver como un paralelismo cultural a la teoría de la biodiversidad de la isla, la cual postula desarrollos evolutivos únicos para la flora y fauna de las áreas aisladas. Para Kutch, esta peculiaridad se expresa de manera más clara en los diferentes estilos de bordado y de vestimentas teñidas de sus grupos étnicos (rabaris, ahirs, jats y otros) cada uno tan único como el llamativo plumaje de las diversas aves del paraíso.
L. F. Rushbrook Williams, autor de The Black Hills: Kutch in History and Legend (Las montañas negras: Kutch en la historia y la leyenda), denominó a Kutch como un “extraño país semiinsular” que presenta “un epítome de la historia más amplia de la India, invasiones constantes, una fusión de culturas ... con una riqueza notable de la historia recordada, de la cual poco se ha escrito". En la edición de 1880 del Gazetteer of the Bombay Presidency (Diccionario geográfico de la presidencia de Bombay), un manual para el Raj británico, indicaba que el “carácter nacional” de Kutch era más distintivo que el de cualquiera de las otras dependencias del gobierno.
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Esta separación regional está personificada en las vidas de dos hombres legendarios del siglo XVIII, quienes aun son altamente venerados, y quienes una vez fueron considerados como los protectores de viajeros que se aventuraban hacia y lejos de Kutch. Se decía que Mekaran Dada, junto con su perro Motia y su burro Lalia, rescataba a quienes se quedaban varados en las salinas del Gran Rann, tal y como los monjes suizos y sus perros rescataban a viajeros atrapados en la nieve en el paso del Gran San Bernardo en otros tiempos. Un poco más el sur y en dirección al mar, se decía que Murad Shah al-Bokhari, quien llegó a Kutch desde el interior del Asia Central y se encuentra enterrado en el puerto de Mundra, protegía a los navegantes que viajaban por todo el Mar Arábigo.
Para llegar a Kutch desde el este de Gujarat, se debe cruzar un puente sobre el Pequeño Rann en la cabeza del Golfo de Kutch, hogar del khur o asno salvaje indio (Equus hemionus khur). Entre los primos del khur hay subespecies en Mongolia, Turkmenistán, Persia y Tíbet, algunos de los que se encuentran en la lista de especies en peligro de extinción publicada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Aproximadamente 4000 khurs viven dentro y en los alrededores de los 5000 kilómetros cuadrados (1930 millas cuadradas) del Santuario del Asno Salvaje en el Pequeño Rann.
El emperador mogol Jahangir (1569–1627) escribió en sus memorias sobre la caza y el consumo de asnos salvajes, mencionando que “la mayoría de las personas los come con gusto, pero es repugnante para mi temperamento". Una mujer inglesa del siglo 19 dijo que podía lazar un potrillo de khur pero nunca domarlo completamente, y debido a esto se dudaba del informe de Herodoto de que los indios pudieran haberlos entrenado para jalar carruajes. Actualmente estos animales son tan accesibles que cazarlos se consideraría poco deportivo.
menudo, a la vista del khur se encuentran 40,000 trabajadores de la sal que vienen al Pequeño Rann en los meses de otoño tras haberse secado la inundación del monzón, para bombear las agua subterráneas en tanques de evaporación cavados a mano. El intenso sol seca el agua salina, lo que finalmente produce cristales de sal, una materia prima que se volvió famosa en todo el mundo cuando Mohandas Gandhi se dirigió al mar desde la capital de Gujarat, Ahmedabad, en 1930, para protestar contra el impuesto monopolista de los británicos sobre la sal. Como el Pequeño Rann produce casi la mitad de la sal en la India, es justo decir que en cada mesa india se encontrará algo de Kutch y de sus distritos cercanos.
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Diseminados por todo el Pequeño Rann y el Gran Rann se encuentran los bets, islas habitadas que se levantan por encima de los suelos salinos. Están apenas "costa afuera" de lo que podría llamarse el "continente Kutch", en cuyo centro se encuentra la ciudad de Bhuj, escogida por la familia gobernante como la sede del poder en 1549. En el centro de la ciudad amurallada de Bhuj se encuentra el recinto real, añadido a la lista de sitios en peligro del Fondo Mundial de Monumentos, luego de que un terremoto de 7.9 grados devastara la zona en el 2001.
Aquí se encuentra el Aina Mahal del siglo XVII, o Palacio de los Espejos, cuyo salón central está incrustado desde el piso hasta el techo con vidrios reflectantes, estuco dorado y azulejos de Delft. Los azulejos son un homenaje a Holanda por parte de Ramsingh Malam, un marino local a quien un barco holandés de regreso a casa lo salvó de un naufragio en la costa africana. En Holanda, aprendió las artes decorativas europeas antes de regresar a Kutch como el arquitecto personal del maharao.
Una de las características sobresalientes del salón es la puerta con incrustaciones de marfil, la cual hace algunos años el Museo de Victoria y Alberto pidió prestada para una exhibición en Londres. A su lado se encuentra en exhibición una carta del secretario del maharao que deniega la solicitud, citando la importancia de la regla nunca antes trasgredida de su familia. "Como sabe", explica en la carta, "nuestra dinastía data desde la fundación de la Casa de Tudor", un recordatorio de que la línea real de Kutch existe desde hace más de 400 años, más que la de Enrique VIII, y aún sigue en pie.
El maharao Pragmalji III, de 77 años de edad y de postura erguida, es el 19º en la línea. Su título es ahora estrictamente honorífico, habiendo rendido la soberanía familiar cuando Kutch se incorporó a la Unión de la India. Pero sigue ejerciendo su autoridad moral.
Durante los motines religiosos del 2002 que dividieron el este de Gujarat, se aseguró de que Kutch permaneciera en calma. "No soy de usar mucho el teléfono", dice, hablando en el jardín de su palacio, "pero en un día hice más llamadas de las que he hecho en toda mi vida, comunicándome con los líderes religiosos de todo el distrito para asegurar que controlaran el problema. Les dije que antes que nada somos kutchis".
"Sindh [en Pakistán] está más cerca de nosotros por mar que Ahmedabad [la capital Gujarati] está por tierra,” continua. "Arabia siempre fue nuestro mejor socio comercial, porque nuestros marineros podrían aprovechar cada soplo del viento para llegar allá." Sin embargo, para el maharao solo dos modos de viaje por tierra merecen elogios: una cría de caballo local, cuya línea de sangre lamentable se perdió, similar al famoso cruce "Kattywar" de ponis arábigos e indios; y, quizá aún más sorprendentemente, los automóviles americanos importados. En las paredes del palacio se encuentran colgadas fotografías del maharao a caballo y detrás del timón de sus amados Corvette y Studebaker.
n estos días Kutch se encuentra firme dentro del sendero turístico textil indio, y la mayor parte del crédito por eso lo tiene la Fundación Shrujan, nombrada por la palabra en sánscrito que significa "creatividad". Chanda Shroff fundó Shrujan en 1968 en medio de una larga sequía en la región, durante la cual las mujeres de una aldea que ella conocía se vieron obligadas a vender sus prendas bordadas para llevar comida a sus hogares.
"Estas mujeres estaban desesperadas”, dijo Shroff, ganadora en 2006 del Premio Rolex a la iniciativa en patrimonio cultural. "Ya habían vendido sus joyas e incluso sus animales. Sus preciados bordados eran lo último que quedaba".
Ella las ayudó a vender sus piezas familiares a buenos precios en Mumbai, pero decidió que sería mejor ayudarlas a producir directamente para el mercado. Shrujan trabaja ahora en 120 aldeas y promueve los textiles como una fuente estable de ingresos para las mujeres mediante la organización de equipos de producción en base a una "biblioteca de modelos" de 1000 paneles de bordados. Cada panel representa una técnica, diseño étnico o material diferente, y los paneles se usan como herramientas de enseñanza cuando el autobús de la fundación visita las aldeas donde dicha artesanía fina podría haber sido olvidada.
na tradición textil local estrictamente dominada por los hombres es la ajrakh, una tela impresa en bloques y con teñido resistente que se usa para chales y turbantes. La palabra viene del árabe para el azul, azraq, por sus tonos principalmente índigos. El Dr. Ismail Mohmed Khatri, quien posee un doctorado honorario en artes de la Universidad de Montfort de Inglaterra, cuenta 11 generaciones desde el año 1634, cuando su familia vino de Sindh por invitación del tercer maharao, que quería promover las artesanías locales. Le dio a escoger a la familia las tierras con las aguas subterráneas de mejor calidad, pues el teñido de telas es una empresa ávida de agua y con poca tolerancia a las aguas con impurezas.
Luego de que el terremoto de 2001 incrementara la cantidad de hierro disuelto en el agua de los pozos, la familia se reubicó en un lugar acertadamente llamado Ajrakhpur. Quien visite la casa de la familia podrá ver algunos de los aproximadamente 20 pasos individuales que se realizan para la producción de las telas, desde las impresiones a doble cara con bloques de madera y el remojo previo de las telas en una mezcla de estiércol de camello, carbonato de sodio y aceite de ricino, hasta el mezclado de las pastas de teñido resistentes de harina de mijo y goma, y la mezcla de tintes secundarios de una variedad de fuentes naturales: amarillo de la cúrcuma, marrón del ruibarbo, anaranjado de la cáscara de granada, rojo de la raíz de la rubia roja y negro de un almíbar hervido de chatarra de hierro, garbanzo y melaza de caña de azúcar.
Se encontraron pequeños fragmentos de los ajrakh hechos en Kutch hace más de 500 años en Fustat, el primer asentamiento islámico en El Cairo; y la colección más grande que consta de unos 1200 fragmentos se encuentra en el Museo Ashmolean en Oxford, Inglaterra. Los conservadores del lugar creen que la cantidad de costuras que aparecen en las piezas indican que el ajrakh era más una prenda de vestir utilitaria que un bien de lujo, y que era muy buscada en Egipto debido a la alta calidad de sus resistentes tintes y a la complejidad de sus diseños.
Los fragmentos salieron a la luz en el siglo 20, cuando comerciantes de antigüedades egipcias los pusieron en venta. El origen indio de estos retazos de tela se identificó al comparar sus diseños con los adornos similares de los antiguos sitios de Harappa y Mohenjo-Daro en el valle del Indo y de Dholavira en Kutch. Al parecer muchos diseños se hicieron específicamente para el comercio del Medio Oriente; por ejemplo, un modelo circular que los tintoreros kutchi llamaban riyal , por la moneda árabe.
El terremoto que obligó a la familia de Ismail Khatri a trasladarse a Ajrakhpur devastó amplias franjas del distrito, matando a unas 20,000 personas. La aldea de Bhadali, con una población de 1200 hindúes, musulmanes y jaines fue particularmente afectada: el 85 por ciento de sus 325 casas fueron aplastadas. Pero bajo la dirección de un equipo arquitectónico de Mumbai, los aldeanos ayudaron a diseñar tres tipos de casas modulares que podían construir de manera económica.
n un recorrido reciente, los aldeanos mayores Umar Farouk, cabeza de una familia dedicada al teñido de textiles, y Lavji Lakamshah, un jain, estuvieron acompañados por el presidente del consejo Jyotiben Gouswami, una sacerdotisa del templo hindú local. Un visitante tenía curiosidad de saber por qué la aldea fue nominada a un Premio Aga Khan de arquitectura y recibió menciones honrosas de la Unión internacional de arquitectos y de la Red de diseño ambiental socio-económico, los cuales auspician proyectos a nivel mundial.
"No hemos tenido ni una sola disputa por el acceso a los fondos o materiales", dijo Gouswami. "Aquí siempre hemos trabajado lado a lado, vecinos ayudando a vecinos, para así reconstruir nuestra aldea antes que cualquier otra de los alrededores". El hecho de que la mezquita y el templo de Bhadali hayan sido reparados con la ayuda de las otras comunidades religiosas destaca el espíritu de cooperación.
Un terremoto anterior, en 1819, azotó gravemente a una ciudad kutchi, Lakhpat, una fortaleza en el estuario de Kori Creek que se encuentra directamente frente a la frontera de Pakistán. El temblor fue llamado Allah Bund, o "presa de Dios", por un muro de arena y barro de 100 kilómetros (66 millas) de largo y 6 metros (20') de alto que se alzó a lo largo de la falla. En Ahmedabad, a casi 500 kilómetros (300 millas) de distancia, el sismo derrumbó los minaretes de la mezquita principal y le dio a los llamados minaretes vibrantes de la mezquita Sidi Bashir, ubicada detrás de la estación de trenes, un traqueteo más fuerte de lo que el silbato de tren más sonoro nunca logro hacer.
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Lakhpat fue alguna vez un puerto importante de recaudación de impuestos para el comercio marítimo de Kutch. Sin embargo, el terremoto de 1819 bloqueó el puerto e hizo que la población dentro de sus muros se redujera a la pequeña cantidad de pescadores residentes de hoy en día, entre los cuales se encuentra Rajjak Nur Muhammad de 22 años, quien se recupera en casa de una herida de raya en su pie. Un grupo de peregrinos Sij también están aquí de visita para honrar al fundador de su religión, Guru Nanak (1469–1539), quien se dice descansó en Lakhpat en su camino a Makkah.
A diario los soldados de la Fuerza de seguridad fronteriza de la India suben por las torres de la Fortaleza de Lakhpat del lado de la ensenada para observar el horizonte norte, y cada semana realizan el difícil viaje en bote y a pie por las llanuras para firmar el registro en el puesto fronterizo de Pakistán a 35 kilómetros (22 millas) de distancia. Sin embargo, en la entrada principal de la fortaleza al lado opuesto, yace torcida una antigua puerta de madera tachonada con ornamentos de hierro afilado: aparentemente las fuerzas armadas de la India no temen a la invasión por tierra.
Una leyenda kutchi sostiene que el mundo está construido sobre la cabeza de una serpiente cuya cola no está bien asegurada, así que sus constantes movimientos producen los temblores de tierra. El profesor M. G. Thakkar, el principal experto en sismología de Kutch, no se adhiere a esa teoría, por supuesto, pero recientemente una forma borrosa en una foto satelital del área llamó su atención. Un viaje de estudio a su ubicación en una marisma reveló el contorno de una fortaleza de cinco lados casi totalmente olvidada que había sido tragada por el terremoto Allah Bund, como si la serpiente mítica hubiera regurgitado su comida.
Thakkar está intrigado por otra leyenda enterrada: la ubicación exacta del Saraswati, un río mitad mítico que llegaba del Himalaya, según las breves referencias de antiguos textos indios. Se piensa que el Saraswati seguía la cuenca del Río Ghaggar en su curso alto, pero, en palabras del Mahabharata, después “desaparecía y volvía a aparecer” varias veces, como hacen normalmente los ríos de flujo monzónico, antes de “saltar al mar” en algún lugar del Gran Rann. A Thakkar le gustaría encontrar evidencias sobre el origen en las montañas altas del río, como una línea continua de aluviones cargados de arena de mica en los estratos subterráneos.
s muy probable que Alejandro el Grande haya llegado hasta un punto no muy lejos de Lakhpat en el año 325 a.C., cuando su cronista Arrian dijo que descendió por el ramal más oriental del Río Indo en busca de un acceso al mar para enviar su flota a casa a cargo del almirante Nearco. Arrian escribió que este ramal del Río Indo formaba un lago justo antes de alcanzar el mar, "extendiéndose por un terreno llano", lo suena a una descripción del Gran Rann cuando fluye.
Strabo, el geógrafo, citó a Onesicrito, uno de los timoneles de Alejandro, quien afirmó que en esta costa "abundaban los pantanos, en especial en las desembocaduras del río, debido al lodo, las mareas y la falta de brisas terrestres". El escritor británico Michael Wood visitó Lakhpat hace 10 años para la investigación de su libro In the Footsteps of Alexander the Great (Tras los pasos de Alejandro el Grande), optando por llegar a la costa porque es el primer lugar río abajo que está cimentado con rocas y no lodo, lo cual permite desembarcar en tierra.
Onesicrito, le presentamos a Baba Malam, un navegante de 83 años y el capitán de barco con mayor recorrido en el Mar Arábigo que cualquier griego en la armada de Alejandro, y quien ahora es un pensionista en la ciudad portuaria de Mandvi, ubicada no muy al este de la costa desde Lakhpat. Baba es un título honorífico, mientras que malam viene de la palabra árabe mu‘allim, que significa “maestro” o “quien aprendió un oficio,” y que aquí se entiende como “maestro del mar.”
Los 60 años de experiencia de Baba Malam -quien navegaba a menudo hacia el sur de la India, las Maldivas y Sri Lanka, así como hacia los puertos en el este de África y la Península Arábiga- estuvieron plagados de peligros. Su padre se ahogó durante un tifón en Mangalore en 1964. El 20 de mayo de 1963, mientras se encontraba en la costa, una tormenta llegó a Salalah, Omán, en el Océano Índico, hundió su barco y ahogó a 12 hombres de su tripulación. Los marinos kutchi recuerdan las fechas exactas de dichas tormentas tan firmemente como los aldeanos kutchi recuerdan las fechas de los terremotos.
En la actualidad, con sus cartas de navegación de los puertos de Karachi, Colombo y Goa cuidadosamente doblados, junto con un sextante Kelvin & Wilfrid White Co.bien aceitado y una edición bastante manoseada de las Tablas Náuticas de Norie, Baba Malam aún está listo para zarpar en cualquier momento.
as palabras del historiador de Mandvi, Manubhai Pandhi, “Nuestra cultura está bañada por el mar”. parecen las más apropiadas cuando uno se para junto a la ensenada alineada con dhows de la ciudad mientras la marea fluye. La británica Marianna Postans llegó a la costa de Mandvi en 1830. En su libro Cutch: Or, Random Sketches, basado en varios años de residencia, escribió que los marineros locales eran “la raza más audaz y emprendedora” y que “los malams eran particularmente inteligentes y estaban bien informados".
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Por todas partes hay astilleros con barcos nuevos en construcción y barcos viejos en reparación, grandes estructuras esqueléticas esperando a ser divididas para obtener piezas y algunos simplemente abandonados en la orilla. Los sonidos de los martillos y taladros llenan el aire, así como las embriagadoras fragancias del sebo de cordero y los aceites de maní, usados como preservantes, y de la madera recién aserrada para los barcos, como la teca birmana para las cubiertas, sal malaya para el entarimado debajo de la línea del mar, y el babool (acacia) Kutchi doblado de manera natural para las estructuras curvas.
La icónica embarcación a vela del Mar Arábigo, el dhow oceánico con travesaño de popa, ha sido reemplazado por barcos más rápidos con casco en forma de V, construidos al estilo de los del puerto indio sureño de Tuticorin. Pero incluso su construcción depende de las habilidades de los artesanos tradicionales de Gujarat, en forma de clavos de hierro hechos a mano de Rajkot y velas de algodón hechas en Porbandar, lugar de nacimiento en la costa de Mohandas Gandhi.
Se puede ver una variedad aún más amplia de diseños de cascos en la flota de miniaturas del constructor de barcos de 86 años Shivji Budah Fofini. El letrero de su taller lo identifica como "Ex artillero del puerto de Mandvi", pero cuenta historias sobre una vida de cuando tenía ocho años, visitando puertos desde los del este de África -Beira, Zanzibar, Lamu y Mogadiscio- hasta los más cercanos puertos Baluchi de Gwadar, Pasni y Ras Ormara, y en el medio Abu Dhabi, Bandar Abbas y Basra en el Golfo Arábigo.
Los modelos de Fofini incluyen los botes de pesca locales machvo, botes del Río Indo llamados hourros y los buques de carga Kutchi, los vahan. "Eran casi siempre 42 días de ida, alrededor de la fecha del festival hindú Holi, llevando principalmente fibra de coco de Malabar, y 32 días de vuelta alrededor de la fecha del festival Diwali, cargando principalmente clavos de Zanzíbar", recuerda, estremeciéndose al pensar que el Diwali de este año está cerca de iniciarse.
Los cargamentos en los siglos anteriores eran mucho más variados. Tal como el historiador Rushbrook Williams escribió en una de las listas de compra más exóticas jamás escritas, "los buques mercantes de Mandvi trajeron oro, granos, madera, pieles de rinocerontes, cardamomo, pimienta, jengibre, seda, y medicamentos de Malabar, Moca, Muscat y de la costa de África, llevando a cambio algodón, telas, azúcar, aceite, mantequilla y alumbre de Kutch y las zonas interiores". Las artesanías locales hechas de la piel de rinoceronte aún se puede ver en la colección del Museo de Kutch de escudos reales, algunos tachonados con piedras semipreciosas.
Con una disminución en el negocio de los barcos de carga, el constructor de barcos Ibrahim Mistry aceptó recientemente un nuevo cliente: propietarios excéntricos y amantes del mar, cuyas embarcaciones de lujo están construidas según estándares exigentes de tallado a mano. No hace mucho, su astillero había terminado un dhow a vela de dos mástiles y travesaño de popa, con accesorios tallados para un estadounidense que quería navegar por el Mar Arábigo de la forma históricamente más correcta que fuera posible en este siglo.
Mistry pronto se encargará de un trabajo grande para un expatriado Gujarati, una goleta de 33.5 metros (110') con tres mástiles equipada con 10 velas, diseñada por uno de los principales arquitectos marinos norteamericanos que lo eligió personalmente como su constructor. "Mi bisabuelo fue solo un granjero que vino a trabajar a estos campos, haciendo dhows para el comercio de Zanzíbar", dijo Mistry mientras desenrollaba los planos generados por computadora del nuevo barco. "¿Qué diría si pudiera verme ahora, construyendo goletas y dhows de pasajeros para extranjeros adinerados? Muy poco ha cambiado en todos estos años. Después de todo, Kutch está frente al mar".
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Louis Werner (wernerworks@msn.com) es un escritor y cineasta que reside en Nueva York. |
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David H. Wells (www.davidhwells.com) es un fotógrafo independiente de documentales afiliado con Aurora Photos. Se especializa en comunicaciones interculturales, y el uso de la luz y las sombras en la narrativa visual. Un maestro frecuente de talleres de fotografía, publica el foro de fotografía The Wells Point en www.thewellspoint.com. |