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Volumen 65, NĂºmero 1enero/febrero 2014

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La Casbah de Argel: El arca en peligro - Por Louis Werner, fotografías de Kevin Bubriski
La Casbah, que toma su nombre del al-qasbah (el fuerte) que dominaba el muelle, hoy alberga a 80,000 de los 3.5 millones de personas que viven en el Gran Argel, la capital de Argelia.
La Casbah, que toma su nombre del al-qasbah (el fuerte) que dominaba el muelle, hoy alberga a 80,000 de los 3.5 millones de personas que viven en el Gran Argel, la capital de Argelia.

La Casbah de Argel, que desciende por una ladera hacia la costa mediterránea, ha sido comparado con el arca de Noé (llena de vida) y con las semillas de una piña de ciprés (estrechamente apretujada). Un nostálgico marinero inglés recluido hace 300 años dentro de las murallas del barrio de casas blancas, recuerda: "Desde el mar tiene un aspecto muy similar a la vela de gavia de un barco". El explorador del siglo XVI León el Africano se refirió a sus numerosas panaderías, mientras que 600 años antes que él, el geógrafo Ibn Hawkal elogió las cristalinas aguas que brotaban de sus muchas fuentes.

El sitio fue habitado allá por el siglo VI a. C. por comerciantes fenicios, seguidos por cartaginenses que comerciaban en las islas cercanas a la costa; posteriormente, "varias tribus berberiscas, los romanos, bizantinos y árabes (a partir del siglo VII d. C.) se turnaron para codiciar y finalmente apoderarse de la ciudad", señala la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Luego siguieron periodos de dominio español y turco, coronados por trece décadas de dominio francés, las que empezaron en 1830.

Para 1880, vista superior, los franceses habían trazado avenidas en lo que se conoce como la parte baja de la Casbah. 
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VISTA SUPERIOR: dea / a. dagli orti / getty images;
ENCIMA: roger viollet / getty images
Arriba: Visto desde el mar, en un grabado fechado cuatro años después del término de la última guerra entre Argel e Inglaterra en 1682, la densa y trapezoidal ladera de la Casbah efectivamente podría parecer "similar a la vela de gavia de un barco". Para 1880, vista superior, los franceses habían trazado avenidas en lo que se conoce como la parte baja de la Casbah. 

El fuerte (al-qasaba) que tiene vista al barrio es el que le da el nombre al área; aunque en el pasado fue un lugar de jardines y palacios, en la actualidad contiene principalmente las casa destartaladas de ciudadanos comunes. Los franceses trazaron amplias avenidas en la mitad inferior de la Casbah después de su llegada, y a las calles les dieron los nombres de sus propios personajes y lugares: Carlomagno, Chartres y otros similares. Mientras tanto, Argel se expandía a lo largo de la bahía y un distrito europeo nuevo llenaba el territorio adyacente a la vieja ciudad. 

De esta manera, la Casbah forma el ventrículo derecho del palpitante corazón de la ciudad, a través del cual circula la sangre de la nación, y donde (durante la guerra de independencia de Argelia) se derramó en abundancia. La Casbah, que siempre fue un lugar pequeño y disputado en la historia de Argelia, abarca 60 hectáreas (150 acres) de casas densamente construidas, enlazadas por 350 rues (calles) serpenteantes, ruelles (callejones) e impasses (calles sin salida), las que, si se pusieran en una línea continua, sumarían 15 kilómetros de oportunidades para perderse por completo.  

Se estima que la población de la Casbah asciende a 80,000 personas bien apretadas, dentro de una ciudad de más de 3.5 millones de habitantes.

Quizás la apreciación más grandiosa de la Casbah es la que proviene del inglés Samuel Purchas, que publicó relatos de viajes por todo el mundo a principios del siglo XVII. La llamó "el remolino de estos mares, el trono de la piratería, la cloaca del comercio y el hedor de la esclavitud … el receptáculo de los renegados de Dios y de los traidores de la patria".  

"Aquí viven demasiadas personas que no tienen memoria de lo que hubo antes, ni de su cultura o de su historia", dice Zubir Mamou, de 78 años. Zubir, que ha vivido en la Casbah prácticamente toda su vida, con frecuencia habla con grupos de estudiantes que vienen de visita.
"Aquí viven demasiadas personas que no tienen memoria de lo que hubo antes, ni de su cultura o de su historia", dice Zubir Mamou, de 78 años. Zubir, que ha vivido en la Casbah prácticamente toda su vida, con frecuencia habla con grupos de estudiantes que vienen de visita.

En pocas palabras, era un puerto seguro situado en la costa de un mar turbulento; el puerto de origen de una flota de corsarios, donde los europeos, entre ellos Miguel de Cervantes (que hizo el comentario sobre el arca de Noé), eran apresados y mantenidos como rehenes, pero rara vez convertidos en esclavos y vendidos; y un lugar donde algunos cristianos "se convirtieron en turcos", como dice Shakespeare en Otelo, y donde muchos lucharon contra sus propios compatriotas.  

Una de las historias de reclusión más inusuales es la del pintor florentino del siglo XV Fra Filippo Lippi, quien consiguió la libertad pintando un retrato de su captor. "Un día, viendo que tenía tanto contacto con su maestro", escribió Giorgio Vasari, el biógrafo de artistas italianos, "se le dio la oportunidad y el antojo de hacer un retrato de él, para lo cual tomó un trozo de carbón frío del fuego, con el que lo retrató en tamaño real con su vestimenta morisca en un muro blanco. Cuando le informaron al maestro (pues a todos les pareció que era un milagro, ya que el dibujo y la pintura no eran conocidos en esas partes), ello le significó su liberación de las cadenas que lo habían mantenido atado por tanto tiempo".

En 1622, un capitán de barco genovés llamado Piccinini se convirtió al islam, adoptó el nombre de Ali Bitchnine, se casó con la hija de un sultán berberisco, patrocinó la construcción de una mezquita y se convirtió en almirante de la célebre flota de corsarios de Argel.Durante todo el siglo XVII, cada año eran cientos los prisioneros europeos que eran mantenidos en Argel, muchos de ellos secuestrados directamente por los corsarios desde sus propias costas. La historiadora Linda Colley sugiere que la guerra civil inglesa de 1642 fue causada en parte por el descontento de la población con los reyes Estuardo por no proteger las costas británicas. El dey de la regencia de Argel reprendió duramente a Carlos II en 1672 por no comprar la libertad de sus compatriotas, cuando los reyes españoles pagaron un rescate por los suyos. La guerra final entre Inglaterra y Argel, entre 1677 y 1682, dejó como resultado 3,000 rehenes capturados 500 barcos ingleses.

Entre estos se encontraba un capitán de navío genovés llamado Piccinini, el que se convirtió al islam en 1622, adoptó el nombre de Ali Bitchnine, se casó con la hija de un sultán berberisco, se convirtió en almirante de la flota de corsarios y patrocinó la construcción de una mezquita. Llamar esa historia un "remolino" no es precisamente una exageración.

Usando arcos pintados, un grupo de niños juega en una pequeña plaza mientras una mujer desciende por una de las calles pavimentadas en piedra de la parte alta de la Casbah, donde la calle más empinada posee 472 escalones.
Usando arcos pintados, un grupo de niños juega en una pequeña plaza mientras una mujer desciende por una de las calles pavimentadas en piedra de la parte alta de la Casbah, donde la calle más empinada posee 472 escalones.
Mapa

Los conflictos entre Argel y las potencias de Europa (y también América) por la depredación de los corsarios establecidos allí se extendieron hasta principios del siglo XIX. En 1816, una flota anglo-holandesa bombardeó la ciudad y obtuvo el compromiso del dey para frenar a los corsarios. 

La construcción de las murallas y las puertas perimetrales de la Casbah, incluida la Bab al-Oued occidental y la Bab Azzoun oriental, comenzó a principios del siglo XVI cuando Baba Aruj ("el viejo Aruj") y su hermano Jeireddín (Khayr al-Din), piratas turcos de la isla egea de Lesbos, fueron invitados por el emir de Argel para que expulsaran a los ocupantes españoles. Cuando el manco Baba Aruj murió en combate en 1518, Jeireddín tomó el control y puso tanto a la ciudad como a su flota de corsarios, al menos en forma nominal, bajo el amparo de los otomanos. 

Luego, Jeireddín se convirtió en el máximo almirante de la flota de guerra otomana y en el flagelo de los navegantes europeos, quienes habían entendido mal el nombre de Baba Aruj y lo apodaron tanto a él como a su hermano "Barbarousse" en francés y "Barbarossa" en italiano, o "Barbarroja" en español. La estatua de Jeireddín, que se erige justo en las afueras de la muralla de la Casbah, cerca de una célebre prisión francesa que solía llevar su nombre, es en la actualidad objeto de burlas inmerecidas: lo representan con ambos brazos, pero para los residentes de la Casbah, al igual que para los franceses, un Barbarroja es muy similar al otro, por lo que dicen que tiene un brazo de más.

Para la arquitecta Houria Bouhired (cuyo primer nombre significa 'libertad' y cuya familia fue fundamental durante la guerra de independencia de Argelia entre 1954 y 1962), la Casbah por sí misma "representaba libertad, un lugar en el que podía jugar en las terrazas, ocultarme en los callejones y aprender a ser yo misma. Y pensé que si el trazado de una ciudad me puede hacer sentir de esa manera, por supuesto que quiero ser una planificadora urbana". En el interior de su casa, unos muros falsos y este conducto de ventilación se conectan con un escondite usado por el líder de la liberación Ali la Pointe.
Izquierda: Para la arquitecta Houria Bouhired (cuyo primer nombre significa libertad y cuya familia fue fundamental durante la guerra de independencia de Argelia entre 1954 y 1962), la Casbah por sí misma "representaba libertad, un lugar en el que podía jugar en las terrazas, ocultarme en los callejones y aprender a ser yo misma. Y pensé que si el trazado de una ciudad me podía hacer sentir de esa manera, por supuesto que quise ser una planificadora urbana". Derecha: En el interior de su casa, unos muros falsos y este conducto de ventilación se conectan con un escondite usado por el líder de la liberación Ali la Pointe.

Actualmente, cuando la arquitecta Houria Bouhired guía recorridos por las calles del barrio donde ella creció, por lo general empieza en la Alta Casbah (Haute Casbah) y desciende los 472 peldaños de la Rue de la Casbah, que baja directamente desde la parte más alta hasta la más baja. Houria significa 'libertad' en árabe, y su nombre no fue elegido al azar, pues ella proviene de una familia de grandes patriotas de la Casbah que lucharon contra los franceses durante los primeros años de la guerra de independencia (1954-1962).

Su padre, Mustafa, fue muerto por un grupo de soldados franceses, quienes arrojaron su cuerpo en la ruelle donde ella solía jugar. Su prima Djemila, una combatiente de 20 años, fue arrestada y condenada a muerte en un juicio que fue noticia en todo el mundo, aunque finalmente fue liberada. En 1958, mientras Djemila aún se encontraba en prisión, el director de cine egipcio Youssef Chahine hizo una película biográfica sobre su caso, llamada Jamila the Algerian (Jamila la argelina), la que se convirtió en un grito de guerra contra el colonialismo.  

El deseo de libertad estaba muy arraigado en la familia: Tras ser golpeada y encarcelada, la madre de Houria, Fatiha, se hizo famosa por jugar fríamente a dos bandos: Se hizo pasar por informante mientras daba refugio en forma desvergonzada a Saadi Yacef, líder del brazo militar del FLN (Frente de Liberación Nacional) de Argel, y a Ali la Pointe, el principal agente de Yacef en la Casbah, en su casa de la Rue de Caton. La Pointe es el héroe en la premiada película de 1966 del director italiano Gillo Pontecorvo La batalla de Argel.

En La batalla de Argel, en la nota biográfica sobre Yacef, este no llama a su sobrino de 12 años, que sirvió como vigía y que murió al lado de Ali, por el apodo de "pequeño Omar", como lo llaman tanto en la película como en el mural de la Place des Martyrs, sino simplemente très jeune, 'muy joven'. Houria recuerda a Omar no solo como un niño héroe sino también como un experto jugador de canicas y otros juegos de la calle.

"Me convertí en arquitecta por una razón muy sencilla: por la Casbah donde pasé mi niñez", ella dice, en el mismo estilo. "Representaba la libertad, un lugar donde yo podía jugar en las terrazas, ocultarme en los callejones y aprender a ser yo misma. Y pensé que si el trazado de una ciudad me podía hacer sentir de esa manera, por supuesto que quise ser una planificadora urbana".   

La Casbah "tiene un futuro porque tuvo un pasado, y debemos luchar por aferrarnos a nuestro pasado para así poder avanzar hacia el futuro", dice el hijo predilecto Belkacem Babaci (vista superior), presidente de la Fundación Casbah, la cual brinda servicios sociales y de reparación de viviendas, caminos, instalaciones sanitarias y más.
En una calle situada en las afueras de los antiguos muros de la Casbah, frente a lo que en el pasado fue una prisión francesa, se erige una estatua de Jeireddín (Khayr al-Din), el pirata turco que, por invitación del emir de Argel, expulsó a los españoles a principios del siglo XVI.
La Casbah "tiene un futuro porque tuvo un pasado, y debemos luchar por aferrarnos a nuestro pasado para así poder avanzar hacia el futuro", dice el hijo predilecto Belkacem Babaci (vista superior), presidente de la Fundación Casbah, la cual brinda servicios sociales y de reparación de viviendas, caminos, instalaciones sanitarias y más. Arriba: En una calle situada en las afueras de los antiguos muros de la Casbah, frente a lo que en el pasado fue una prisión francesa, se erige una estatua de Jeireddín (Khayr al-Din), el pirata turco que, por invitación del emir de Argel, expulsó a los españoles a principios del siglo XVI.

El sentido de libertad física de Houria resuena en las palabras Antonio de Sosa, amigo y compañero de prisión de Cervantes, quien compara la Casbah con una piña de ciprés y escribe en su relato de 1612, Topografía de Argel, que esta era "tan densa y que las casas están tan juntas que …prácticamente se podía recorrer toda la ciudad, caminado por los tejados". En el capítulo "Historia del cautivo" de Don Quijote, el cual se basa en los propios recuerdos de Cervantes, él describe "las ventanas de la casa de un moro rico y principal, las cuales, como de ordinario son las de los moros, más eran agujeros que ventanas, y aun éstas se cubrían con celosías muy espesas y apretadas".

El hogar de la familia Bouhired encaja con esa descripción. Tiene un patio interior (el wasat al-dar, o centro de la casa), rodeado por tres galerías superiores, todas ellas revestidas con azulejos y con arcos de herradura, y un techo plano. También es una especie de templo. En la puerta delantera hay un letrero que lo dice todo: "Casa del Shahid [mártir] Mustafa Bouhired, restaurada en memoria de los mártires de noviembre de 1954". Un muro falso situado sobre las escaleras brinda acceso al escondite secreto de Ali la Pointe. Un ducto de ventilación ubicado en el dormitorio de Zubir Mamu, un alegre anciano de 78 años de edad e inquilino de Houria que ha vivido en la Casbah casi toda su vida, se conecta con este. "No puedo evitar pensar en él cada vez que miro hacia allá", nos dice.

En el sitio donde en 1957 los paracaidistas franceses volaron la casa de Rue de Caton matando a Ali la Pointe y a más de una docena de compañeros, hoy se erige un monumento conmemorativo con la bandera de Argelia y objetos recordatorios.

En el sitio donde en 1957 los paracaidistas franceses volaron la casa de Rue de Caton matando a Ali la Pointe y a más de una docena de compañeros, hoy se erige un monumento conmemorativo con la bandera de Argelia y objetos recordatorios.

En una escena de la película clásica de1966 La batalla de Argel, Ali la Pointe, interpretado por Brahim Haggiag, escucha al joven primo del líder rebelde Saadi Yacef.
KOBAL / ART RESOURCE
En una escena de la película clásica de1966 La batalla de Argel, Ali la Pointe, interpretado por Brahim Haggiag, escucha al joven primo del líder rebelde Saadi Yacef.

La propia casa de Mamu, en la Rue de Lyon, está hoy, como él dice con tristeza, "disparu" (desaparecida), y el Cinema Étoile, donde solía ir en su juventud, está "fermé" (cerrado). En la Rue Blue, él pasa por la antigua casa, hoy abandonada, del fallecido Mostefa Lacheraf, autor del estudio sobre el nacionalismo argelino L’AlgérieNation et Société (Algeria - Nación y sociedad), en el que llama a la Casbah "monde aboli", un mundo abolido. "La Casbah" dice Mamu, "no es lo que solía ser. Aquí viven demasiadas personas que no tienen memoria de lo que hubo antes, ni de su cultura o de su historia, ni de lo que sucedió aquí durante la guerra de independencia y durante nuestra lucha".

El hecho de que Mamu llame las calles de la Casbah por sus nombres franceses indica la existencia de una brecha generacional. Cuando los franceses llegaron, las calles eran llamadas simplemente por el nombre de algún elemento urbano cercano, como un pozo, una puerta o un mercado, por lo que pintaron líneas de colores a lo largo de los muros exteriores para que les fuese más fácil abrirse pasó en medio del laberinto; Mamu conoce las calles por los nombres de colores que les dieron los franceses. Después de la independencia, los nombres de las calles fueron cambiados en homenaje a los héroes argelinos, muchos de ellos abatidos en esos mismos pasajes. Hay placas que marcan esos lugares, como la que se encuentra en la Rue Rachid Khabash, donde, en el techo de una de las casas, Abdel Rahman Arbaji fue abatido de un tiro y luego cayó muerto frente a la puerta del número 39.  

En Bir Djebah, "el pozo del apicultor", una de las seis fuentes públicas que todavía funcionan en la Casbah (hubo un tiempo en que hubo más de 150), hay una placa que rinde homenaje a cuatro hermanos de armas: Touati Said, Radi Hmida, Rahal Boualem y Bellamine Mohamed. La inscripción dice con seria precisión: "Condenados a muerte, guillotinados al amanecer del 20 de junio de 1957, entre las 3:25 y las 3:28 de la madrugada, en la prisión de Barbarroja".

La prisión ocupa un lugar especial en la memoria de Lounis Aït Aoudia, presidente de un grupo de revitalización cultural llamado Los Amigos de la Rampe Louni Arezki. (Rampe es un vocablo francés que se refiere a una calle muy empinada, mientras que Louni Arezki es el nombre de otro combatiente por la libertad que fue guillotinado). "Cuando era niño, la ventana de mi habitación quedaba justo debajo de los muros de la prisión", recuerda Aït Aoudia. "Los días en que iban a haber ejecuciones, solía despertarme antes del amanecer con las voces de los prisioneros. Solían cantar nuestro himno de la libertad: 'Desde nuestra montaña, ¡la voz de la libertad se alza!' Mi madre se ponía a llorar; el rostro de mi padre se ponía pálido, y ambos solían decirme que volviera a dormir. Pero oí esa misma canción 90 veces, cantada por los 90 prisioneros que fueron ejecutados aquel año".

Aït Aoudia hace poco tiempo trajo de regreso a casa a otro hijo predilecto de la Casbah, el economista establecido en Viena, Kader Benamara, autor de la autobiografía Éclats de soleil et d’amertume (Destellos de sol y amargura), para una lectura de libros. "Solo el 10 por ciento de las viviendas de la Casbah están ocupadas por sus propios dueños; todos los demás habitantes son ocupantes ilegales provenientes de las zonas rurales", dice Benamara. "Nuestro trabajo es enseñarles sobre historia, enseñarles que la Casbah fue el lugar de renacimiento de nuestra nación, de su riqueza y de su orgullo".

A pesar de que la UNESCO designó a la Casbah "una forma única de medina, o ciudad islámica" y la incluyó en su Lista de lugares patrimonio de la humanidad en 1992, y que Argelia la designó lugar protegido en 2003, su deterioro está amenazando su futuro.Benamara nació en el sótano de Rue Randon 17 durante el bombardeo aéreo alemán a la fuerza conjunta de ocupación estadounidense-británica de diciembre de 1942. El nombre de la calle, llamada así en honor al general francés Jacques Louis Randon, quien "pacificó" la región montañosa de Cabilia en el litoral de Argelia en la década de 1850, fue cambiado por el de Rue Amar Ali, el nombre real de Ali la Pointe. 

"Para un chico como yo", dice Benamara, "la Casbah era un lugar mágico de día y de noche, un barrio de gente común, de carne y hueso, pero también repleto de los fantasmas de todos quienes vivieron allí alguna vez. Aún veo, como si estuviera soñando, al vendedor de dulces recorriendo las calles y gritando con una fuerza capaz de romperte los tímpanos: '¡Mis dulces harán que se les olviden todos los problemas!' Y a los niños se nos hacía agua la boca apenas lo escuchábamos". 

Quizás no haya nadie que trabaje más arduamente en la renovación urbana de la Casbah que Belkacem Babaci, presidente de la Fundación Casbah, una organización que brinda servicios sociales a los residentes de la Casbah y que promueve la reparación de su infraestructura. Si una casa está en peligro de derrumbe o si los vecinos no pueden ponerse de acuerdo con respecto a la reparación de una filtración en un muro compartido, estos acuden a él. Babaci nació en el suntuoso Palais des Raïs, la sede del almirante argelino y, antaño, de los corsarios Bereberes. "Mi abuelo era capitán", nos dice, "lo cual nos daba derecho a tener casa allí. Por lo tanto, sé lo hermosa que era la arquitectura de la Casbah".

Siete medallones, enmarcados con motivos de flores y conchas, decoran un panel tallado y pintado que corona un portal. Los medallones de los tableros que lo flanquean repiten que "[no hay] vencedor sino Dios".

Siete medallones, enmarcados con motivos de flores y conchas, decoran un panel tallado y pintado que corona un portal. Los medallones de los tableros que lo flanquean repiten que "[no hay] vencedor sino Dios".

Donde alguna vez hubo más de 150 fuentes de agua públicas, actualmente solo seis contienen agua. 
Donde alguna vez hubo más de 150 fuentes de agua públicas, actualmente solo seis contienen agua. 

"En 1830, antes de la llegada de los franceses, se podía decir que la ciudad de Argel era la Casbah. En la actualidad, la Casbah es simplemente una parte de esta, una parte muy pequeña, de hecho. Lo que alguna vez fue la ciudadela se ha expandido y englobado a todo lo demás, desde el barrio residencial en la parte alta hasta la ciudad moderna en la parte baja, donde los franceses tendieron amplias avenidas y calles comerciales para tener acceso a la orilla del mar. Derribaron los muros y las puertas de la ciudad, desde Bab Azzoun en el este hasta Bab al-Oued en el oeste, y convirtieron las mezquitas en iglesias. Los palacios fueron derribados para construir plazas públicas o convertirlos en museos. El parque más notable de la Casbah, Place des Martyrs, llamado así en honor a nuestros héroes de guerra, fue alguna vez el palacio más hermoso de todo Argel".

El museo de caligrafía Dar Mustafa Pasha y el museo de artes y tradiciones populares Dar Khedaoudj, ambos restaurados para convertirlos en las relucientes joyas que alguna vez fueron la mayoría de las casas particulares de la Casbah, ayudan juntos a reconstruir la historia del sector. Aziza Aïcha Amamra, directora del museo Dar Khedaoudj, nació en la casa de su madre, en la jabal (la montaña, como ella la llama) en la Alta Casbah. Una entrenada folclorista, ella recuerda las canciones del Ramadán que se entonaban cuando las personas que hacían ayuno esperaban la señal del cañón para comer su primera comida del día: "¡Llámanos, llámanos a rezar, oh jeque! El cañón ha dado su 'pum pum'. ¡Estoy preparado para comer! ¡Rico, rico!"

No todos los recuerdos de la niñez de Belkacem Babaci son tan agradables. "Recuerdo la terrible discriminación de parte de los franceses", nos dice. "A pesar de las calificaciones que yo tenía en clase de lengua francesa, que siempre fueron "superiores", tenía que sentarme detrás hasta del estudiante francés más flojo. Los maestros no podían aceptar que un indigène, o nativo como ellos nos llamaban, pudiera hablar mejor que uno de ellos, aunque Argelia era, supuestamente, una parte integral de Francia y nosotros éramos, en teoría, ciudadanos con pleno derecho".

Un grupo de niños juega bajo las ruinas de la casa de Ali la Pointe, parte de la cual fue dejada sin restaurar como recordatorio de los sacrificios de la independencia. De las otras casas de la Casbah, en la actualidad solo el 10 por ciento de ellas están ocupadas por sus dueños, dice el director de la Fundación Casbah, Belkacem Babaci.
Un grupo de niños juega bajo las ruinas de la casa de Ali la Pointe, parte de la cual fue dejada sin restaurar como recordatorio de los sacrificios de la independencia. De las otras casas de la Casbah, en la actualidad solo el 10 por ciento de ellas están ocupadas por sus dueños, dice el director de la Fundación Casbah, Belkacem Babaci.

Babaci comenta que los residentes de la Casbah solían mofarse de los colonos franceses con humor irónico. "Los burros eran nuestros repartidores y nuestros recolectores de basura", recuerda, "y al igual que los conductores de microbuses, conocían todas las casas. Les poníamos nombres sarcásticos, como Isabel y Fernando, los soberanos de España que enviaron a muchos de los primeros residentes de la Casbah desde la región de Iberia en 1492, o Carlos V, cuya armada de 500 barcos fracasó desastrosamente al intentar tomar Argel en 1541. De tal manera que los guías de los burros solían gritar: "Gira a la izquierda, Isabel; gira a la derecha, Carlos".

Babaci dice que las consecuencias de la revolución argelina (cuando huyeron unos 10,000 residentes) además de la revuelta civil de la década de 1990, rasgaron el tejido social de la Casbah. Con ironía comenta que lo que alguna vez fue una prisión para europeos y, posteriormente, durante la guerra de independencia, un campo de concentración dirigido por los franceses, en la actualidad se ha convertido en el callejón sin salida de los ocupantes ilegales. No obstante, él cree profundamente que la Casbah "tiene un futuro porque tuvo un pasado, y debemos luchar por aferrarnos a nuestro pasado para así poder avanzar hacia el futuro".

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En el sentido horario, desde la izquierda: Una niña posa apoyada en una columna, en su casa. Fuera del arco de herradura que conduce a su casa, Miraoui Smain lleva puesta una chechia, la gorra argelina ceñida usadapor una generación de nacionalistas mayores. "Muchos ni siquiera saben que significa mi gorra. Yo fui parte de nuestra lucha por la libertad", nos dice. Un grupo de niños posa en la parte alta de la Casbah. El artesano en bronce Hachemi Benmira se aferra a su negocio de venta de bandejas y cafeteras a pesar de la escasez de visitantes a la parte alta de la Casbah.

La Unesco designó a la Casbah "una forma única de medina, o ciudad islámica", destacando la "enorme influencia que tuvo en la planificación urbana... en el norte de África, Andalucía y en las regiones situadas al sur del Sahara" durante los siglos XVI y XVII. En 1992, la incluyó el lugar en su Lista de lugares patrimonio de la humanidad, y en 2003, Argelia lo designó como lugar protegido, en vista de lo que la Unesco llama "la necesidad constante de anticiparse al deterioro del tejido urbano". Últimamente, sin embargo, debido a la falta de atención, la Casbah se ha visto amenazada con la revocación de la certificación por parte del organismo de la ONU. 

Zekagh Abdelwahab es supervisor del Plan deprotección de la Casbah del Ministerio de Cultura, el cual proporciona servicios de reparación de emergencia a las casas en peligro de derrumbe. Efectivamente, en la actualidad muchas estructuras parecen mantenerse en pie con cuerdas y clavijas, con vigas de madera dispuestas de manera improvisada para sostener las paredes inclinadas, balcones llenos de grietas que sobresalen por encima de las calles y arcos caídos que enmarcan las arcadas de los patios.  

Unas 700 casas ya han recibido atención urgente de parte de Abdelwahab. "La Casbah ha sido golpeada por muchos desastres, desde terremotos hasta cimientos de piedras que se han disuelto debido a filtraciones de agua de las cañerías", dice Abdelwahab. "La mayoría de las casas están ocupadas por inquilinos que se niegan a salir mientras se realizan los trabajos, pero nuestra labor consiste en trabajar a pesar de estas dificultades". Las consecuencias de la negligencia están siempre presentes: sitios vacíos llenos de basura en medio de la irregular trama urbana donde se han derrumbado casas, como cuencas vacías en una boca llena de dientes torcidos.

Abdelwahab y su equipo de arquitectos están especialmente molestos por la presencia casi fantasmal de la Casa Centenaria en la Alta Casbah, una especie de casa de exhibición artificial construida por los franceses en 1930 con los restos de palacios históricos y de otras casas que ellos habían derribado, o dejado caer, a lo largo de los últimos100 años.  

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En el sentido horario, desde la izquierda: Los protectores torneados de las ventanas de celosía hechas por el carpintero Khaled Mahiot son tan tradicionales que pudieron serle familiares al autor español Miguel de Cervantes, quién estuvo cautivo en la Casbah por un breve periodo durante el siglo XVI. A lo largo de la Rue Ben Chenab, la calle comercial que divide la parte alta de la parte baja de la Casbah, un hombre vende naranjas. Halim Ouaguenouni atiende el negocio de dulces de su familia, el que está adornado con azulejos decorativos y accesorios para fanáticos del fútbol. Un niño posa frente a una puerta que refleja la larga historia de la Casbah.

No basta con que el carpintero Khaled Mahiout, quien se trasladó de la parte baja a la parte alta de la Casbah en busca de arriendos más económicos, siga ganándose la vida haciendo girar los husos de su torno para fabricar los mismos protectores de ventanas de celosía descritos por Cervantes, o que el artesano en bronce Hashmi Benmira siga aferrándose a su negocio de venta de bandejas y cafeteras cerca del minarete del siglo XI de la mezquita Sidi Ramdane. Estos sectores altos no son muy transitados, y mucho menos por los turistas.

Miraoui Smain, de ochenta años de edad, permanece de pie fuera de su casa en la Rue Ben Chenab, la que corta de este a oeste, separando la parte alta de la parte baja de la Casbah. Él tiene puesta una chechia, la gorra argelina ceñida usada por una generación de nacionalistas mayores, la que dista mucho de los polos y gorras de béisbol puestas hacia atrás que usan los niños hoy en día. "Lo que más me molesta de ellos no es que sean pobres, sino que no entiendan bien las cosas", dice. "Muchos ni siquiera saben que significa mi gorra. Fui parte de la lucha por nuestra libertad; fui testigo de nuestro intento por liberar a la Casbah de las manos extranjeras. No hay nada de malo en recordar algunas cosas del pasado".

La vista abrupta de la Casbah sobre el flanco inferior del cerro Bouzaréah, rodeado por restos de muros del periodo otomano y dominado por una ciudadela que también necesita reparación, probablemente no inspire confianza en que el nuevo siglo será amable con este envejecido barrio. Sin embargo, lo que Antonio de Sosa escribió en 1612 sigue siendo válido en la actualidad: "Poco a poco esta colina se encarama hasta lo más alto, de tal manera que las casas siguen surgiendo en una pendiente cuest arriba, las más altas sobresaliendo sobre las de más abajo...", cada una de ellas ayudando a su vecina a permanecer en pie, a pesar del efecto de la gravedad y del olvido histórico.

Louis Werner Louis Werner  (wernerworks@msn.com) es un escritor y productor de cine de la ciudad de Nueva York. 
Kevin Bubriski Kevin Bubriski (www.kevinbubriski.com) es un fotógrafo documentalista y profesor de fotografía del Green Mountain College de Poultney (Vermont).

 

This article appeared on page 34 of the print edition of Saudi Aramco World.

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